“Es cuestión de ganar confianza.” En la semana, Claudio Borghi mandó el mensaje. Su Boca, en la cancha, se lo devolvió. Y Martín Palermo, el goleador que venía cuestionado, tiró al tacho cualquier discusión con tres tantos para que Boca sumara su segundo triunfo seguido y se acomodara en el pelotón de los de arriba. Ah, de yapa, el nueve, que alcanzó a David Ramírez en lo más alto de la tabla de goleadores, pudo haber anotado un cuarto tanto, pero ejecutó un penal a la segunda bandeja. Sin esos detalles, no sería Palermo...

Los primeros 45 minutos de Palermo parecían hacer honor a aquellos que lo cuestionan. A contramano del equipo, metido entre los tres centrales que sin hacer demasiado esfuerzo lo anulaban sin problemas, la actuación del goleador iba directo hacia la polémica sobre si puede jugar junto a Viatri, si con los años ya no es desequilibrante o si necesita obligatoriamente del regreso de Riquelme para ser el temible delantero de otros tiempos. Un taco, que lejos estuvo de llegar a destino, fue su mejor aporte en ese segmento, en el que Boca mostró buenos síntomas en los primeros veinte, pero que pareció haberlos perdido por completo luego del afortunado tanto de Iván Moreno y Fabianesi.

Sin embargo, el tiempo de descuento sirvió para que la situación cambiara de manera notable. Todo nació en una patriada de Caruzzo, que cortó en su campo y se mandó a buscar la descarga en campo rival. Y sin nublarse, el zaguero entregó la pelota justa para que Palermo se acomodara en el área y venciera a Pozo con un toque sutil de zurda.

El empate en el final del primer tiempo fue una reedición del mensaje de Borghi: Boca recuperó la confianza. Y claro, Palermo también. Sacando provecho de los espacios que le regaló la defensa santafesina, apenas cinco minutos le alcanzaron para convertir otro lindo gol. Por el segundo palo recibió un centro de Clemente, bajó la pelota con el pecho y, ante la salida de Díaz, marcó de derecha para empezar a encaminar la victoria.

Con la ventaja y con su goleador en racha, Boca mostró algunas virtudes que en este ciclo habían aparecido de a ratos. Y Palermo, entonado, se animó a tirar tacos, a buscar cambios de frente y hasta intentar pisar la pelota. A esa altura, con Colón regalado, el goleador se animaba a todo: de cabeza asistió a Viatri, en la jugada que terminó en el penal, que luego colgó en el alambrado. Un minuto después quiso la revancha, pero su zurdazo desde el borde del área pasó pegado al primer palo.

Como el goleador no sentenciaba el resultado y todos sus compañeros que llegaban a posición de gol se nublaban, su equipo sostenía el marcador en la dinámica de Battaglia, bien secundado por Erbes, y en la seguridad de Caruzzo, apuntalado de manera correcta por Insaurralde. Pero estaba claro que el gran protagonista de la noche tenía que aparecer con otro momento de gloria. Y en el final, cuando la Bombonera ya palpitaba la victoria ante un rival entregadísimo, Clemente trepó de nuevo por la derecha, Viatri devolvió el centro para el medio y Palermo, de media vuelta, consiguió su tercer gol, el 227 con la camiseta de Boca. Para recuperar la confianza, la propia y la de los hinchas. Para que el equipo de Borghi sume dos triunfos seguidos y sienta que puede pelear el torneo. Y para que el guionista de su película tenga, como siempre, una épica y una cómica, dentro de un mismo capítulo.

Estadio: Boca.

Arbitro: Luis Alvarez.

Goles: 42m, Moreno y Fabianesi (C); 44m, 49m, y 85m, Palermo (B).

Cambios: 47m, M.Díaz (5) por Pozo (C); 12m, Mugni (4) por Candia (C); 78m, R.Gómez por Curuchet (C) y Méndez por Chávez (B); 87m, Mouche por Viatri (B); 88m, M.Giménez por Erbes (B).

Incidencias: 71m, Palermo (B) marró un penal; 74m, expulsado Quiroga (C).