Al final del partido, el punto cosechado era un alivio. Gimnasia se había visto sobrepasado por un Racing al que sólo le faltó el gol. Sin embargo, el conjunto platense sacó a relucir su actitud y entrega para sumar una unidad más. Pero las sensaciones tras el 0-0 lejos quedaron de las que se percibían hace una semana, cuando los dirigidos por Darío Ortiz sorprendían en Mendoza y rescataban una igualdad frente a Godoy Cruz. En esa oportunidad, Gimnasia salía por primera vez en lo que va del Clausura de la zona de descenso directo. Ayer fue todo lo contrario.

El equipo de Avellaneda fue más profundo, pero careció de efectividad. El arquero Monetti, los palos y la mala puntería de los delanteros visitantes salvaron a Gimnasia de la derrota. De esa manera se relajó una vez consumado el empate, y la tensión viajó a Parque Patricios, pues su suerte pasó a depender de lo que sucedía con Huracán al recibir a Tigre.

Así, el ánimo de Gimnasia y el valor del punto obtenido viraba con lo que se vivía en aquel encuentro: los dos goles del equipo que conduce Roberto Pompei en el primer tiempo significaron un golpe duro; el descuento de los de Victoria antes del cierre de la etapa inicial brindó esperanza; el tanto de Cámpora en el inicio del complemento, una fuerte amargura; el de Esteban González para el 2-3, una inmensa ilusión. Pero finalmente ganó Huracán, que sumó tres unidades valiosas y devolvió a Gimnasia a la zona de descenso. Con ese panorama, fuera de la cancha, el ánimo de los platenses pasó del alivio a la desilusión en poco más de 90 minutos.

Estadio: Gimnasia.

Arbitro: Gabriel Favale.

Cambios: 44m, Neira (5) por Capurro (G); 65m, Córdoba por Graf (G); 69m, A. Ruiz por Barros Schelotto (G); 79m, Viola por Hauche (R); 90m, Fariña por Zuculini (R).

Incidencia: 90m, expulsado Córdoba (G).