FúTBOL › RIVER HIZO LO IMPOSIBLE POR EMPATAR, HASTA UN TANTO CON LA MANO
Ignacio Scocco, sombrero y anticipo mediante, anotó el único tanto de la victoria del equipo rosarino, que de esa manera superó a su derrotado en la tabla de posiciones. Sigue a tres puntos de Lanús, River quedó a cuatro.
› Por Pablo Fornero
Desde Rosario
Un baño de realidad para el River de Ramón. Acaso por primera vez en el torneo se encontró con un equipo sólido, de los mejores del país, que hace escuela del buen juego, y quedaron a la vista todas sus limitaciones. Para erigirse en candidato, tiene tarea para hacer en todas las líneas; no fue superado por amplio margen, pero el resultado desnudó la falta de herramientas de la visita para ir en busca del empate. Sólo con el ingreso de Iturbe consiguió cambio de ritmo y velocidad en ataque, pero no pudo igualar a Newell’s, que sobre el final evidenció el cansancio de la doble competencia. A quince minutos del cierre le invalidaron un tanto por una clara mano de Luna. Mal arbitraje de Ceballos, que debió expulsar a Barovero en el primer tiempo y a Scocco en el segundo.
Durante la primera media hora primó la especulación. Priorizaban el control del rival. Para no repetir viejos errores, River intentó pararse firme en el fondo, con las líneas de la defensa y el medio bien pegadas, intentando achicar espacios e impedir que Newell’s hiciera lo que más sabe hacer: tener la pelota y distribuirla con rapidez y precisión. De ese modo logró incomodar al local, la pelota llegaba sucia a los delanteros, que chocaban con la defensa del equipo de Díaz.
Vangioni era la carta de River. El ex Newell’s (ovacionado por los hinchas, a diferencia de Ponzio, que fue silbado cada vez que tocó la pelota) disponía libertades para recorrer un gran tramo de la banda izquierda, y con sus precisos centros ponía en aprietos a Vergini y a Heinze.
Las armas estaban muy claras. El local no podía hacer su juego, pero reconocía las fallas de la defensa visitante, que defendía en línea y no cubría espacios. Esa lectura hizo Villalba, quien asistió con justeza a Scocco. El goleador dio una clase de definición para abrir el marcador: sombrero a Román, la acomodó de cabeza y tocó suave al segundo palo. Golazo.
La desventaja significó un golpe duro para el equipo de Ramón. El visitante no reaccionó hasta la media hora del segundo tiempo, cuando Newell’s comenzó a exhibir el entendible cansancio. Había que dársela a Iturbe, que sacaba ventajas por la izquierda. A diez del cierre festejaron el empate en la acción más polémica. Luna, casi sobre la línea, la empujó al gol con la mano. Ceballos no vio la jugada y el juez de línea Hernán Maidana regresó unos pasos hacia la mitad de cancha, pero la protesta de Martino y sus jugadores pesó más y fue fundamental para que el árbitro invalidara la acción.
Los últimos minutos fueron de extrema angustia para un Newell’s agotado. Martino metió rápido las tres modificaciones, buscando algo de aire. Su equipo no podía respirar, pero le bastaba ante un inexpresivo River para otro festejo, el tercero en apenas ocho días.
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