A Boca le quedó el gustito amargo del empate sobre la hora, cuando ya se palpaba los tres puntos que tenía en el bolsillo y empezaba a hacer cuentas sobre la ventaja que le lleva River y a especular con la idea de acomodarse mejor en la tabla después del Superclásico. Naturalmente, le provoca impotencia a cualquiera que le metan un gol en el minuto final de un partido ganado, pero si el foco se aleja de ese minuto 90 y recorre el desarrollo de todo el juego, todo Boca debería sentir la satisfacción de haberse llevado un punto de Banfield, en la actuación más floja desde la llegada del Vasco Arruabarrena a la dirección técnica. El equipo local había sido más y para corroborrarlo sólo se necesita centrarse en dos datos fundamentales: (1) Tuvo por lo menos una decena de situaciones de gol contra tres de Boca y (2) La indudable figura de la cancha fue Agustín Orion.

El arquero de Boca fue protagonista central del partido con sus espectaculares atajadas, con su salidas a tiempo y con la seguridad que transmitió en cada pelota que llegó por arriba a sus dominios. Voló en todas las direcciones en una triple atajada fenomenal en el primer tiempo, utilizó los pies cuando las circunstancias lo requerían, cortó con inteligencia a delanteros rivales que llegaban vacíos para fusilarlo y hasta participó en el gol de su equipo. Un rechazo suyo muy largo dio origen a la falla de Bianchi Arce y el gol de Chávez. En la conquista de Terzaghi no se le puede atribuir ninguna responsabilidad a Orion porque el pibe le dio muy bien contra su palo derecho, en el único huequito disponible. En caliente, después del partido, Orion tuvo la frialdad necesaria para reconocer que no habría sido justo que Boca se llevara los tres puntos. “No jugamos bien”, dijo y tenía razón.

La excusa del cansancio por los partidos acumulados (venían del partido contra Racing en el diluvio y del encuentro ante Central el jueves por la Sudamericana) no es suficiente para explicar la floja producción de los boquenses. Banfield fue más porque manejó con más inteligencia los espacios, porque aprovechó los puntos frágiles de la defensa rival, porque ganó casi todas las divididas, llegó primero a todos los rebotes y siempre puso la mira en Orion. La lentitud de Castellani, la imprecisión de Gago y el desorden de Carrizo facilitaron la tarea de Erviti, Domingo, Bertolo y Cazares y por eso Banfield manejó mejor la pelota en casi todo el desarrollo del encuentro y, muy especialmente, en la etapa inicial.

Sin merecerlo, Boca se puso en ventaja a los 55 minutos cuando Andrés Chávez, que había entrado un poco antes, muy aplaudido por el público local, se aprovechó de un mal cálculo de Bianchi Arce y clavó un potente zurdazo contra un palo. Y si el gol de Boca fue inesperado también lo fue el del empate de Banfield. Porque parecía que el equipo de Almeyda ya se había resignado a su negro destino (iba por la cuarta derrota consecutiva y la gente mostraba su fastidio) cuando Toledo metió un pase en profundidad, los centrales de Boca no cerraron a tiempo y Terzaghi sometió a Orion, que parecía invulnerable

Boca mantiene el invicto desde la llegada de Arruabarrena (tres triunfos, dos empates, un partido suspendido, que iba ganando) y exhibía un nivel ascendente en el juego, que inquietaba a sus rivales, pero lo de Banfield hizo encender algunas lucecitas amarillas. No jugó bien y sufrió la lesión del Cata Díaz, uno de los pocos que habían jugado todos los encuentros de esta última etapa.

Almeyda, por su parte, se mostró feliz porque se cortó la racha de derrotas y porque su idea de ir al frente siempre tuvo el merecido premio del empate cuando ya casi nadie creía en ello.

Estadio: Banfield.

Arbitro: Saúl Laverni.

Goles: 66m Chávez (BJ); 90m Terzaghi (B).

Cambios: 46m Forlín (5) por Díaz (BJ), 59m Chávez (5) por Martínez (BJ), 73m Requena por Domingo (B), 78m Terzaghi por Noir (B), 80m Colazo por Carrizo (BJ).