La Copa América comenzó a ofrecer las primeras sorpresas, y entre ellas se encuentra lo que sucedió entre Argentina y Paraguay el sábado pasado. El empate dejó al seleccionado nacional en una situación incómoda, debido a que deberá enfrentar ahora a Uruguay que, en principio, es el rival de mayor riesgo de la zona. Lo que sucedió frente a los paraguayos dejó muchas aristas para el análisis interno, y el técnico Gerardo Martino está develando ese dilema por estas horas. Al conductor se lo vio ayer con rostro serio durante el entrenamiento vespertino, al igual que a la mayoría de los jugadores, quienes tampoco terminan de comprender las caras diferentes que exhibieron entre un tiempo y el otro.

Martino eligió el silencio y la mesura en la jornada de ayer, al igual que los jugadores titulares, quienes realizaron tareas regenerativas en el hotel. De todas maneras, el técnico analizó con los protagonistas cada detalle del juego ante Paraguay para encontrar una explicación. El empate no sólo no cayó bien entre los que tuvieron más participación, sino también en aquellos que aportaron pocos minutos como Carlos Tevez y Gonzalo Higuaín. La dupla Tevez-Higuaín, que finalizó el encuentro en La Serena, tuvo su partido de prueba ante El Salvador en la gira por Estados Unidos, a fines de marzo, pero el experimento no fue fructífero en el primer tiempo. El equipo alcanzó la victoria esa noche en Washington, pero el rendimiento no conformó. Por ello, es difícil que ambos vuelvan a estar juntos en la cancha.

El debate se centralizó en los primeros días respecto de quién tenía que ser el centrodelantero titular, lugar disputado entre Sergio Agüero y Tevez, pero los problemas de Argentina no se enfocaron en esa zona de la cancha, El inconveniente estuvo del medio hacia atrás, sobre todo a espalda de los volantes, donde los paraguayos pudieron manejar la pelota con más soltura. Como Javier Mascherano fue el único volante con características de marca, Argentina perdió la posesión de la pelota cuando fueron marcados con más rigurosidad Banega y Pastore, ya que ningún otro podía recuperarla con naturalidad. Y a partir de ahí se dio el descalabro argentino.

La posibilidad de que Martino introduzca un jugador para colaborar con Mascherano en ese aspecto mañana, es concreta. Y el elegido sería Lucas Biglia, a pesar de que no está en su mejor condición física, producto de una lesión que sufrió en la Lazio de Italia. Se especula que el que dejaría el equipo sería Banega, pero no porque haya tenido un mal desempeño, sino para equilibrar esa porción del campo de juego. Pastore mantendrá su lugar para ser el que tenga la responsabilidad de la creación en ofensiva.

El otro punto donde podría haber una opción diferente es en el puesto de lateral derecho. Roncaglia cumplió en la función de marcar al delantero que se lanzaba por ese sector, pero no aportó de la misma manera en la salida del equipo por la franja. Pablo Zabaleta, con mejor dominio de la pelota, a pesar de que también padece ciertos problemas físicos, podría ser una alternativa interesante. El ex San Lorenzo aporta más aparición por sorpresa, y así darle otra opción a los hombres de ataque. Zabaleta no se mostró muy firme en el entrenamiento de ayer, en el momento de pegarle a la pelota con el pie derecho, justamente donde tiene el tobillo lesionado.

El resultado del sábado no permite especular con la posibilidad de efectuar cambios profundos, pero seguramente el factor fundamental será insistir en los puntos positivos que tuvo Argentina. Ante Uruguay –dirigirá el brasileño Sandro Ricci–, que lidera el Grupo C después del triunfo ante Jamaica, será vital alcanzar la victoria, no sólo por el envión anímico que significaría, sino además para no tener que padecer ningún contratiempo para lograr la clasificación a los cuartos de final del certamen.