Boca venció como visitante 66-58 a Peñarol en el Polideportivo Islas Malvinas, colmado por casi 7 mil espectadores, y se colocó 3-2 en la serie final de la Liga Nacional de básquetbol. Ahora, el conjunto de Gabriel Piccato irá en busca del tercer título de su historia cuando mañana se juegue el sexto encuentro en la Bombonerita. De ser necesario un séptimo, se disputará el jueves, otra vez en Mar del Plata. La figura del encuentro fue Raymundo Legaria con 17 puntos y Gustavo Oroná con 15 puntos.

Más allá de los aspectos basquetbolísticos de la final de la Liga Nacional de básquetbol, una de las polémicas que rodeó a la serie y que todavía tiene un capítulo sin resolver es la falta de espacio para el público de Peñarol en los partidos en Buenos Aires. Con la posibilidad de que mañana haya campeón, la caravana de marplatenses promete ser incesante para el sexto juego. Con entradas o sin ellas, los hinchas ya se están organizando para viajar. Habrá que ver si el operativo policial, con vallado a cien metros de la cancha, venta sólo para socios de Boca y el cordón policial de unos quince efectivos entre las hinchadas, alcanza para que no se produzcan inconvenientes.

Para los dos primeros partidos disputados en la Bombonerita, Boca le entregó a Peñarol 80 entradas para sus simpatizantes y mañana se repetirá la metodología. Sin embargo, al comenzar el primer juego en Buenos Aires el miércoles pasado, en el estadio había en total unos doscientos marplatenses, muchos de ellos camuflados entre la gente de Boca. Agrupados muy cerca de los 80 habilitados, los infiltrados dejaron de lado la timidez –y el temor– y pronto comenzaron a hacerse notar. Para el segundo encuentro del viernes, la cifra de hinchas no autorizados se duplicó y ya no hubo necesidad de camuflarse: con sus camisetas y banderas, los hinchas marplatenses se hicieron sentir durante todo el partido. Incluso se dieron el gusto de vivar a Rodrigo Palacio, presente en la cancha, y de saludar al presidente de su club, Domingo Robles, que estaba sentado en el palco junto al delantero bahiense y al titular boquense, Mauricio Macri, que se fue en el primer cuarto.

El ingenio para conseguir entradas todo lo pudo. “Soy socio de Boca y fana de Peña”, contó Mariano, que estudia en Capital, vive en Almagro y que utilizó la vía legal para evitar la restricción que impuso la dirigencia de Boca. Otros usaron carnets de amigos de Buenos Aires para obtener sus localidades. Menos suerte tuvieron algunos socios con domicilio en Mar del Plata: sus pedidos fueron rechazados por su lugar de residencia. Incluso más de un hincha del equipo de Miguel Russo sin interés en el básquet se hizo su noche al revender su localidad hasta por 40 pesos (valían cinco) a algún marplatense desesperado, que se llegó a la Bombonerita sin entradas.

“No podemos hacer nada”, fue la respuesta de Leonardo Minervini, máximo responsable del básquetbol de Boca, cuando este diario le consultó por la situación. Lo cierto es que para evitar que los marplatenses le copasen la cancha, en Boca regalaron muchas entradas para sus peñas e institutos de educación física. Tanto, que el miércoles a la noche Minervini aseguró que no había más localidades disponibles para el juego del viernes, por más que la página oficial de Boca y la gacetilla de prensa entregada en el encuentro de Copa Libertadores ante Libertad aseguraba que la venta de entradas para socios comenzaba el jueves. “Es verdad, lo que pasa es que los socios nos pedían entradas para los dos partidos”, fue el nuevo argumento de Minervini cuando se le marcó la contradicción.

“Los dirigentes tenemos que entender que necesitamos agrandar el negocio y no achicarlo”, le dijo Robles a Líbero. “Y con este proceder, Boca lo está achicando, más allá de los resultados. Tenemos que darnos cuenta de que nosotros no metemos dobles ni agarramos rebotes. La prueba es que Boca ganó en Mar del Plata y Peñarol ganó en la Bombonerita. Pero privamos a un montón de gente de ver un gran espectáculo”, sostuvo el titular de la entidad marplatense. Lo cierto es que la apasionante definición de la Liga Nacional merecía otro marco, al menos en los partidos en los que Boca es local.