La reglamentación de la Asociación de Clubes (AdC) marcaba que para estar habilitado para las etapas decisivas de la Liga Nacional, un estadio tenía que tener una capacidad superior las 3 mil personas. Como la Bombonerita apenas supera las 2 mil, Boca se vio imposibilitado de jugar en su estadio en las semifinales de la Liga 2002/2003 ante Gimnasia de Comodoro Rivadavia. Por ese motivo, la dirigencia de Boca encabezada por Leonardo Minervini, su actual referente en básquetbol, se enfrentó con la AdC. Y en aquel momento, la estrategia de Boca fue tratar de sacar a los comodorenses de su cancha, el “Socios Fundadores”, con el argumento de que tampoco cumplía con la capacidad mínima exigida. Para intentar comprobar su teoría, Minervini llegó al club sureño con un escribano, con una salvedad: por miedo a ser engañado, el profesional que eligió no era de Comodoro sino que lo fue a buscar a Rada Tilly, una localidad cercana. Finalmente, el encuentro se jugó en el “Socios Fundadores” y un par de años después se modificó la reglamentación para que el mínimo exigido sea de 2 mil espectadores. De esa forma, la Bombonerita quedó habilitada para albergar a todo tipo de partidos.