AUTOMOVILISMO Y MOTORES › GANó RAIKKONEN EN AUSTRALIA
Fue, sin lugar a dudas, un Grand Prix con poco lugar para las sorpresas. Las posiciones finales del Mundial 2012 de la Fórmula 1 ubicaron a Sebastian Vettel, Fernando Alonso y Kimi Raikkonen en los tres primeros escalones. Ayer, en el orden inverso, ocuparon los peldaños del podio en Melbourne, sede del primer GP del 2013.
Red Bull sigue teniendo el coche más veloz de la F-1, como se vio en la clasificación, disputada de manera inédita en la mañana dominguera, en la que el campeón mundial Vettel impuso su veloz voluntad por un campo, en una sola vuelta; otra cosa fueron las 58 de la carrera, que mostraron que el equipo campeón todavía no entiende por completo las nuevas cubiertas de la F-1, más blandas y frágiles.
Los coches ingleses no pudieron evitar las tres paradas para cambiar neumáticos, lo mismo que las Ferrari de Alonso y Felipe Massa. Si hubieran podido hacerlo en dos, no se sabrá: los italianos se atuvieron al plan, y la única alteración fue adelantar la segunda parada de Alonso, lo que terminó redundando en el segundo lugar final, en desmedro de Massa. Sí fue evidente que durante largos pasajes de la carrera las F138 eran más veloces que el RB9 de Vettel. Si sólo hubiera sido así en la última carrera del 2012, habrá mascullado Alonso.
La ventaja la tuvo Kimi Raikkonen, que con su Lotus E21 logró su segundo triunfo en las últimas cuatro carreras (contando Abu Dhabi 2012), y que interpretó como pocos el pulso de este nuevo desafío del caucho. Raikkonen se movió cómodo (“fue una de mis victorias más sencillas”) para aguantar los más de 300 kilómetros con apenas tres juegos de neumáticos, usando uno menos que sus rivales, y cuidándolos de tal manera que llegó a marcar el record de vuelta de la carrera a dos giros del final. Adrian Sutil (ForceIndia) intentó la misma movida y le alcanzó para ser puntero un rato largo, pero al final no pudo hacer durar las cubiertas superblandas que estaba obligado a usar. Raikkonen advierte que este triunfo estratégico, elaborado, incuestionable, el número 20 de su campaña, es plataforma ideal para embarcarse en la lucha por el título. Sólo espera que al equipo Lotus le alcance la nafta para mantener el ritmo de desarrollo de su auto al nivel de los mucho más dispendiosos RedBull y Ferrari.
Mercedes y McLaren también tendrán que gastar lo suyo. Los autos plateados fueron veloces en pocas vueltas, y aunque durante algunos momentos del GP australiano pareció que Lewis Hamilton tenía destino de podio, lo cierto es que las máquinas de Ross Brawn siguen siendo insensibles con los neumáticos como durante 2012, y eso les impide llegar al final en puestos de privilegio. Lo de McLaren fue mucho más lamentable: siempre muy lejos de la punta, desorientados técnica y estratégicamente, el noveno puesto final de Jenson Button es mucho menos que un premio consuelo.
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