El australiano Daniel Ricciardo aprovechó una nueva tormenta interna en Mercedes para ganar en Bélgica su segundo Gran Premio de Fórmula 1 consecutivo. El piloto de Red Bull se benefició de un incidente en la segunda vuelta entre el alemán Nico Rosberg y el británico Lewis Hamilton para imponerse en Spa-Francorchamps. El podio lo completó Rosberg, que fue segundo, y el finlandés Valtteri Bottas, tercero. Hamilton tuvo que abandonar, por lo que Rosberg amplió su ventaja al frente del Mundial con respecto a su compañero de equipo.

La escalada de tensión entre los dos pilotos vivió ayer un nuevo episodio con un choque ocurrido justo cuando Hamilton lideraba por delante de Rosberg. En un intento por superarlo y recuperar la posición perdida en la salida, el alemán tocó ligeramente la rueda trasera del británico, dañando su alerón delantero y reventando el neumático del rival. Rosberg protagonizó una furiosa remontada, pero Hamilton vio su carrera arruinada y terminó retirándose cuatro vueltas antes del final.

El alemán, que fue abucheado en el podio, acumula así 220 puntos y aumentó a 29 su ventaja al frente del campeonato. “Intenté adelantarlo por el exterior”, explicó Rosberg. “Pero al final nos tocamos. Nos perjudicó a los dos, pero así son las cosas.” Hamilton descargó toda la culpa sobre su compañero: “Era mi trayectoria y no sé por qué me tocó. Pero estoy seguro de que él se irá hoy de aquí contento”. Para el jefe deportivo de Mercedes, Toto Wolff, la situación es “absolutamente inaceptable”. “Uno no intenta adelantar con el cuchillo entre los dientes en la vuelta dos”, se quejó, antes de anunciar que habrá lavado de cabeza.