Mauricio Gómez empezó jugando como lateral derecho, al ratito Sensini le dio la orden de enrocar posiciones con Sacks y diez minutos después recuperó su puesto original. Por la derecha andaba, tratando de rebuscárselas en la marca del inquieto Carrizo cuando Godoy Cruz tuvo su primer acercamiento más o menos serio hasta el arco de Orion, un tiro libre a 25 metros del arco, desde la izquierda. Gómez volvió a cruzar la cancha, esta vez en diagonal, y se tuvo fe para pegarle al arco. Metió un derechazo a colocar y la pelota hizo una escala en la cabeza de un defensor de Boca que se había desprendido de la barrera, antes de aterrizar en el fondo del arco del sorprendido Orion. Primer gol. Una carambola que vale como clave del resonante triunfo que consiguió Atlético Rafaela en la Bombonera o, mejor dicho, de la decepcionante derrota de Boca, la segunda en su propio estadio en este campeonato.

Porque hasta ese gol Boca, sin brillar y sin que le sobrara nada, había sido un poco mejor y había generado algunas situaciones que se frustraron por las intervenciones de Esteban Conde, quien ya se perfilaba como la figura del partido. Y porque después del gol Boca mandó la autoestima al subsuelo, siguió atacando pero con poca convicción y abrió agujeros en la defensa para invitar al contraataque letal de su adversario.

La confusión de Bianchi y de los jugadores dentro del campo de juego se extendió a las tribunas después del segundo gol. La gente no sabía si alentar o insultar. Y hasta parecía que quería hacer las dos cosas al mismo tiempo. Los de la 12 empezaron a cantar aquello de “a ver los jugadores si quieren oír” y cuando quisieron redoblar la apuesta con el clásico “jugadoooores”, fueron tapados por el “dale Boca” del resto del estadio. Y al final fueron los de la 12 los que más se hicieron oír con gritos de aliento que prevenían cualquier ataque verbal a los dirigentes, como había ocurrido contra Newell’s, mientras caían desde otros sectores tibios silbidos y algunos aplausos para Castellani.

La casi milagrosa victoria de la semana pasada ante Belgrano le había dado aire a Boca para tener una semana tranquila. Y las lesiones de Gago y el Burrito Martínez abrieron la ilusión de ver juntos como titulares a las caras todavía nuevas: Carrizo, Calleri, Castellani y Fuenzalida. El chileno aportó poco, pero los otros respondieron bastante en el primer tiempo. Buenos encuentros entre Castellani y Carrizo (Boca volcó casi todos sus ataques por la izquierda) permitieron algunas llegadas peligrosas y dos cabezazos de Calleri que salvó Conde con grandes atajadas. Hasta ahí los defensores de Boca no pasaban apuros, más allá de mostrar alguna flaqueza aislada. Pero llegó el tiro libre, la carambola y el derrumbe.

La falta de velocidad de sus defensores, junto con la carencia de reservas anímicas y la escasa convicción acerca del juego que hay que desplegar, resultan una mezcla explosiva. Los rivales les pierden el resto a los jugadores y a la cancha y hasta se animan a toquetear en las circunstancias favorables. El tercer gol dejó la imagen que recordó a cualquiera de los últimos tantos de Alemania contra Brasil. Gol de papi fútbol, de un equipo que llega con facilidad contra defensores resignados a su desgracia que quieren que todo se termine pronto.

Sin tiempo para recuperarse del mazazo de esta aplastante derrota, dentro de un par de días Boca tendrá que viajar a La Plata para enfrentarse con Estudiantes. Bianchi tiene una doble tarea: elegir a los once que hayan quedado mejor anímica y físicamente y empezar a pensar en su futuro.

Estadio: Boca.

Arbitro: Carlos Maglio.

Goles: 36m Gómez (R); 54m González (R); 73m Fernández (R).

Cambios: 58m Chávez (5) por Gigliotti y Acosta (6) por Fuenzalida (B), 65m Montiel por F. González (R), 69m G. Fernández por Depetris (R), 84m Fissore por Royón (R).