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Por Ignacio Naya
Desde Melbourne

Guillermo Coria le dijo adiós al Abierto de Tenis de Australia, al abandonar y retirarse con problemas en los pies en el segundo set del partido de octavos de final que perdía ante el estadounidense Andre Agassi. Coria, que tras su partido de tercera ronda ya había advertido que tenía dolorosas ampollas en los pies, tuvo que abandonar cuando caía 6-1, 3-1, con lo que dejaba a David Nalbandian como el único representante argentino en el torneo, el primer Grand Slam de la temporada. Nalbandian jugaba esta mañana, cerca de las 7, ante el suizo Roger Federer, con la posibilidad de convertirse en un top-ten.
“Sentía muchísimo dolor y no quería seguir sufriendo, así que decidí retirarme”, dijo el argentino, de 21 años. “No quería hacerlo, porque estaba enfrente de Agassi y en el court central, pero no me quedó otra. Fue una lástima porque por la mañana estaba bien, me tenía fe. No sabía si iba a poder ganar, pero estaba convencido de que haría un buen partido. Luego, en la cancha, empezó el dolor y no podía sacar, ni podía afirmarme.”
El calor es el peor enemigo de los pies de Coria, y ésta no fue la primera vez que le crearon problemas. En el mediodía australiano, el verde rebound-ace de las canchas del Melbourne Park no tuvo piedad del argentino. “No puedo ni pisar. Es asqueroso sentirse así en la cancha, porque en lugar de pensar en el partido estás pensando en el dolor de los pies”, dijo.
Coria explicó su via crucis: “Juego con dos pares de medias y plantillas bien ajustadas, pero las rompí todas. Tengo que encontrar una solución a este problema porque no puedo seguir así. Lo peor es que luego, cuando estoy tres días sin jugar, los callos desaparecen”.
Agassi, que a sus 32 años le lleva una ventaja de más de una década de tenis al argentino, tampoco le dio ninguna opción a Coria, y desde el primer punto le hizo correr de un lado al otro de la cancha. “Es una bestia –lo elogió el santafesino–. Es el más grande de todos. Te hace estar a mil todo el tiempo, con las palpitaciones altísimas. Pero si te digo la verdad, me encanta enfrentarme a él. Es mi ídolo máximo y tenerlo enfrente en un estadio lleno es muy lindo. Pero, bueno, es una lástima lo que pasó”, relató Coria.
A pesar del abandono, el argentino se despidió del Abierto de Australia con un buen sabor en la boca, convencido de que está en el camino de recuperar el nivel de juego que mostró antes de tener que parar en el 2001, obligado por el positivo en un control antidoping.
Quien no tenía intenciones de parar era Nalbandian. “Federer tiene uno de los mejores saques del circuito y a la mínima ventaja que le das te rompe el servicio. Va a ser muy difícil”, reconoció el cordobés, que sin embargo batió al suizo las dos ocasiones en las que se enfrentaron el año pasado. La primera fue en casa del suizo, en Basilea, y sobre carpeta; la segunda, sobre la arcilla del torneo de Montecarlo.