OPINION
Resolver las contradicciones
Por Diego Bonadeo
Un mes de anestesia.” “Vuelve el opio de los pueblos.” “Cada dos años, con los Juegos Olímpicos y las Copas del Mundo, adormecen a la gente frente a los televisores.” “Juegan a la madrugada y hay que descansar, porque al día siguiente hay que ir a trabajar.”
¿Hasta dónde es totalmente cierto lo de la anestesia, lo del opio, lo del adormecimiento y lo del descanso para trabajar al día siguiente?
Y aparecen todas las contradicciones no resueltas. Aunque de parte de los anestesistas la intención de anestesiar existe. ¿Hasta dónde es anestesia y no entretenimiento, para quienes tienen televisor y todavía pueden pagar la luz? Aunque los narcos del opio para los pueblos pretendan la distracción de la cotidianidad, ¿no será que la felicidad por el triunfo o la tristeza por la derrota despertarán en uno u otro sentido, con secuelas imprevisibles y hasta posiblemente dramáticas, la necesidad de resistir? Aunque la trasnoche-madrugada adormezca de fútbol o para no despertar a las otras urgencias, ¿qué seleccionados nacionales de pueblos tan o más excluidos que el nuestro, demuestren desde el juego que se les puede mojar la oreja a los dueños del mundo, no podrán provocar disparadores de esperanza? ¿Aunque haya que descansar, pero no pueden porque al día siguiente no tienen trabajo?
No es razonable suponer que pese a que esta Copa del Mundo se jugará en uno de los peores momentos de nuestra historia, la magia de Orteguita y Verón, el reconocimiento por el fútbol de Zidane o la tendencia natural a apostar por el fútbol de los países menos ricos, hagan olvidar la realidad.
¿Cómo resolveremos estas contradicciones durante el Mundial? Por un lado, que ganen los nuestros si juegan bien; por el otro, que gane el que para el paladar de cada uno es el que nos gusta cómo juega; y por otra parte, ¿será bueno que el Seleccionado Nacional gane el torneo en estas circunstancias del país? ¿O algún travieso hará que se convierta también en el triunfo de Duhalde, de Alfonsín, de Menem, de Barrionuevo, de Nosiglia o de los gerentes vernáculos del Fondo Monetario Internacional?