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Lástima grande que sólo 4500 espectadores pudieran ver uno de las más interesantes exhibiciones de fútbol de los últimos tiempos. “La actuación de hoy la califico con un diez. No cometimos errores y se nos dieron todas.” La observación de Marcelo Quinteros sintetiza, de algún modo, lo que fue el funcionamiento de su equipo, el único líder del torneo Apertura, Rosario Central. Sin estar contaminado por la histeria que rodea a los grandes, el equipo rosarino conjugó en Lanús algunos verbos caros al librito gramatical de su entrenador y terminó entregando entretenidos pasajes de manual futbolero. Los seis goles, dice Menotti, son circunstanciales, porque después del tercero se abren todos los caminos y el resultado final es más producto del azar que del juego. Pero también es cierto que en el fútbol actual seis goles no son cosa de todas las fechas, y que alguna explicación debe haber.
La hay. Lanús salió golpeado a la cancha: Daniel Córdoba, su entrenador, renunció inesperadamente el viernes, y la dupla formada por Fabián Mainardi y Armando González, convocada de apuro, armó el equipo como pudo. Los hinchas se pusieron desde el primer momento del lado de Córdoba, insultando a los dirigentes, y el clima de nerviosismo pasó al campo. Hubo cierta paridad durante la primera media hora, pero una vez que Ferrari logró el 2-1, la brecha jamás pudo cerrarse y por ahí se colaron el fútbol y la goleada, al punto que el presidente Carlos González se vio obligado a dejar temprano el sector de plateas protegido por la policía. En ls pr{oximas horas, Osvaldo "Chiche" Sosa sería confirmado como el nuevo técnico del equipo.
Esa actitud timorata y desorientada de Lanús no alcanza, por sí sola, a explicar lo que sucedió. Es que del otro lado del campo, algunos jugadores de Central tuvieron, también, un día de aquellos. Empezando por Pablo Sánchez, que le puso vitaminas al equipo, ejecutando la estrategia. El lateral Paulo Ferrari resultó un ariete demoledor subiendo por la derecha, mientras que por la izquierda golpeaba Papa; los dos Quinteros, Daniel y Marcelo, tuvieron un rendimiento superlativo recuperando el balón y jugándolo con acierto, y Martín Mandra hizo estragos en la zaga local, abriendo el frente, mareando a Galván y a Romero, especialmente a Ramón, y dejándole la puerta abierta a Figueroa o al que entrase por el medio. Pelota al piso, toque corto y rotación, y paciencia para encontrar el hueco o la falla, fueron los ingredientes que usaron estos cocineros de la goleada, que se concretó de esta manera:
1-0: Penal de Eros Pérez sobre Mandra, algo dudoso. Ferrari conecta al gol rematando abajo y a la izquierda del arquero Flores.
1-1: Llega el empate. Leo Rodríguez, el mejor jugador de Lanús en el partido, saca un remate rasante desde la media luna que supera el esfuerzo de Castellano.
2-1: Castellano saca la pelota desde el fondo, medio equipo de Central la toca y Sánchez habilita a Ferrari, que pasa entre dos defensores y bate a Flores con un disparo de derecha.
3-1: Marcelo Quinteros termina en la red dos paredes que levantó con Mandra.
4-1: Maniobra combinada entre Sánchez y Marcelo Quinteros que resuelve con comodidad Figueroa.
5-1: Otra pared con Mandra que Marcelo Quinteros resuelve sobre la salida de Flores.
6-1: Pase en profundidad de Sánchez para la entrada del recién ingresado César Delgado, que define de primera.
“Veníamos teniendo buenos rendimientos y con el de hoy (por ayer) confirmamos que tenemos un equipo muy competitivo”, explicó el goleador Quinteros, para redondear el presente de Central, que arrancó el torneo preocupado por el descenso, y ahora quiere mirar más arriba.
Pero lo peor que podría pasarle al conjunto rosarino sería creérsela. Pensar que lo que sucedió contra Lanús se puede repetir con frecuencia. Ayer tuvieron enfrente a un equipo debilitado, y no siempre será así. Por suerte para ellos, Menotti no se la creyó.