VOLVIó A GANAR UN TENISTA SUECO DESPUéS DE DIEZ AñOS
Johansson, el tapado
En una final de casi tres horas, uno que no estaba en los cálculos, el sueco Thomas Johansson derrotó al ruso Marat Safin por 3-6, 6-4, 6-4 y 7-6 (7-4) y se adjudicó el Abierto de Australia, su primer Grand Slam.
Thomas Johansson se convirtió en el tercer sueco en ganar el Abierto de Australia al derrotar ayer en apretada final al ruso Marat Safin por 3-6, 6-4, 6-4 y 7-6 (7-4) en 2 horas y 53 minutos. Para Johansson, de 26 años, fue el séptimo título de su carrera y el primero de Grand Slam, y evidentemente el más importante, ya que le aseguró un premio de un millón de dólares australianos, unos 601 mil euros.
El triunfo de Johansson –cabeza de serie número 16– puso fin a una larga espera de prácticamente diez años, desde el triunfo de Stefan Edberg en el US Open en 1992, por parte de los aficionados del tenis sueco. Y aportó, también, un nuevo nombre a la tradición sueca en Australia que inauguró Mats Wilander en 1983 para repetirla en 1984 y otra vez en 1988; mientras que Stefan Edberg fue el ganador en 1985 y 1987.
Johansson aseguró que parte de su éxito se debió al duro trabajo en la pretemporada, donde castigó sus piernas con interminables carreras y sus brazos con levantamiento de pesas para rematar su preparación con partidos de squash; eso, independientemente de su buen juego y del sostenido apoyo de un grupo de seguidores que castigaba a Safin con sus canciones...
El tenista ruso, cuyo principal problema es mantener la concentración, no pudo mostrar el gran tenis con el que derrotó al estadounidense Pete Sampras o la genial reacción con la que se impuso frente a Tommy Haas. Así, aunque Safin ganó el primer set en 33 minutos, Johansson no desesperó, y en los tres siguientes no cedió el saque nada más que una vez, en el cuarto juego del set final.
La regularidad de Safin fallaba y sus miradas se perdían buscando las de sus entrenadores, el israelí Amit Naor y el italiano Roberto Brogin. En el desempate, Johansson concretó su victoria a la cuarta pelota de partido. El ruso salvó la primera con un drive a la línea y la segunda con un buen saque. El sueco desaprovechó la siguiente con un revés fuera, pero Safin, finalmente, le entregó el partido con un golpe que se fue largo.
“Es bueno para el tenis que nuevos jugadores ganen torneos del Grand Slam; si no, el tenis estaría muerto”, comentó con alegría Johansson, quien nunca había logrado superar los cuartos de final en uno de los cuatro torneos mayores (como fue el caso en el Abierto de Estados Unidos de 1998 y 2000).