Lunes, 27 de diciembre de 2010 | Hoy
FACUNDO ESCRIBE SU HISTORIA EN LA SELECCIóN
Dejó de ser el hijo de Hugo
Por Adrián De Benedictis
El apellido Conte no necesita la referencia del nombre en el vóleibol argentino. Hugo, una leyenda en esta disciplina, no sólo alcanzó un nivel inigualable que lo llevó a ser considerado uno de los ocho mejores de la historia sino que, además, le transmitió el legado a su hijo Facundo. Y este joven de apenas 21 años parece haber asimilado de manera positiva todos esos secretos, debido a que ha sido una de las máximas revelaciones en este año que comienza a despedirse, y de esa forma ya se encuentra consolidado a nivel internacional. Su mejor momento fue el Mundial que se realizó en Italia, donde Facundo lideró al seleccionado argentino para que pueda finalizar en la novena posición, y así mejorar el 13º puesto conseguido hace cuatro años en Japón.
Para ello, Conte se convirtió en el máximo anotador del plantel dirigido por Javier Weber, que arribó a la Copa del Mundo con un promedio de edad de 23 años. Y con su nivel, el joven –nacido el 25 de agosto de 1989– consiguió que fuera contratado por uno de los más prestigiosos equipos de la Serie A1 de Italia, el Lube Banca Macerata, luego de desempeñarse la temporada pasada en el Zinella Bologna. Los reconocimientos para Facundo continuaron la semana pasada, cuando fue premiado con el Olimpia de Plata por el Círculo de Periodistas Deportivos.
Este final inolvidable de 2010 quizá le pueda hacer olvidar los primeros meses del año, donde padeció una lesión en sus rodillas que le impidieron tener continuidad no sólo en el Bologna sino también en la Selección. Por ese motivo, Conte no pudo jugar la Liga Mundial, y el equipo pareció sufrir su ausencia, ya que acumuló la inédita suma de 14 derrotas. Incluso hasta se llegó a mencionar que su presencia en el Mundial también corría peligro. Pero finalmente se pudo recuperar a tiempo, y en ese certamen pudo exhibir su verdadera categoría. Conte fue el hombre que más minutos estuvo en la cancha durante el Mundial, superando al propio capitán Rodrigo Quiroga. Esto lo consiguió en sólo el segundo año en el conjunto nacional, ya que en 2009 jugó solamente algunos partidos en la Liga Mundial.
La proyección de Conte sigue adelante, y este año pudo confirmar lo que había logrado en 2008 con el seleccionado juvenil Sub-21, cuando subieron al podio en el Mundial y así, junto al buen desempeño de los Sub-18 tanto en mundiales como en sudamericanos, ubicaron a los equipos menores primeros en el ranking de la Federación Internacional (FIVB).
Sin embargo, el presente que le toca vivir a Facundo es muy diferente de lo que llegó a sentir en sus inicios, cuando su apellido no le jugaba precisamente a favor. “Cuando tenía 13, 14 años, la pasaba mal. Todos los hijos de los grandes sufren el ojo de los demás. Iba a los partidos y automáticamente la gente se ponía a favor de los contrarios. Tenía miedo de que un día me agarraran a trompadas. Creo que yo era una de las personas más odiadas del voley.” Facundo se hizo fuerte ante esa situación y, pocos años más tarde, mantiene la sensación de que se ganó el cariño del público, que se lo transmite diariamente a través de redes sociales y también en su propio blog.
Con 1,98 metro, tuvo la altura necesaria para sobreponerse a aquellos momentos complicados, y también a un comienzo de año para el olvido por los problemas físicos. De esta manera, ahora puede recordar esas situaciones con una sonrisa y empezar a percibir que ha comenzado a dejar de ser el “hijo de”, para descubrir su propio destino.
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