OPINION
Claro que no es lo mismo
Por Diego Bonadeo
Expectativas, dudas, sensaciones, memorias, frustraciones más que logros, en fin, un poco de todo, pero también un casi imperceptible y oxigenante aroma a primavera camporista del ‘73 y, por qué no, a primavera alfonsinista del ‘83, ensombrecidas las dos por lo que vino después.
Todo en un domingo sin fútbol, pero con el “sol del veinticinco” y los partidos jugados entre el viernes y el sábado. Todo en un domingo sin fútbol, pero a solamente siete años del bicentenario del día en que, entre otras cosas, según la historia no oficial, French y Beruti entregaban, quizá contra una propina como la que piden los pibes en los semáforos del tercer milenio, para pasarte el rastrillito con la esponja mojada por el parabrisas del auto, alguna cintita verde y blanca –Banfield de Duhalde, no Racing de Kirchner– para el paraguas de la dama o la solapa del caballero, paseantes por entonces, en 1810, de la Plaza Mayor. Fútbol de viernes y sábado y lista de Marcelo Bielsa para integrar la Selección.
–¿Te gusta Marcelo Bielsa?
–Primero decime a quién convocó y después te digo. Porque cómo juegue el equipo depende básicamente de los jugadores. ¿O me vas a decir que el técnico los elige para que hagan lo que él les ordene, y no porque a su criterio –el de Bielsa– son los que mejor “hacen”?
–¿Y el ayudante de campo?
–Si es como Scioli no me cierra. Pero los que juegan son los jugadores.
–¿Pero los jugadores de Bielsa serían como los ministros de Kirchner?
–¿Qué me está diciendo? Los jugadores son once, que juegan contra otros once y hay una pelota. Los ministros también son casi once –diez, hasta ahora, en realidad– pero, al revés del fútbol, tendrán que adaptarse a un programa, a propuestas, a políticas de Estado. Además, lo primero que hay que hacer es tener en claro quién es el dueño de la pelota, si los jugadores unidos o algún hijo de puta. Como lo de la batuta... ¿viste?
–¿Y si alguno se corta solo?
–¿De qué me hablás? ¿Del equipo o del gabinete?
–No, por lo de Pampuro...
–Pampuro se creyó que con el paraguas de Duhalde, de Grondona (Julio) o de Torneo y Competencias, o de vaya a saber quién, podía ir a negociar con la runfla de Brinzoni. No es lo mismo que Pampuro decida por él a que Juampi Sorín o el Pupi Zanetti se manden al ataque, aunque Ayala marque al revés o Samuel le pegue para arriba. No, no es lo mismo.