CORIA, EL MEJOR TENISTA ARGENTINO
“Aquí me falta experiencia”
El mejor tenista argentino del momento, Guillermo Coria, señaló ayer que alienta expectativas para esta edición de Wimbledon, aunque reconoció que le falta experiencia sobre canchas de césped.
“Vengo con las mejores expectativas, la verdad es que es una superficie muy rápida, pero llego con confianza, con muchas ganas y espero hacer el mismo papel que hice en Roland Garros –manifestó el santafesino–. Aquí me falta experiencia, vine una sola vez y perdí el primer partido, por lo que necesito todavía un par de años para conocer bien la superficie. Estuve entrenando dos días, está más lento, por lo que se puede jugar de fondo y eso me gusta”, detalló.
Insistiendo sobre las características de las canchas, agregó: “Esta es una superficie a la que no estamos acostumbrados. Hay sólo tres torneos al año, nada más, y por ahí te tocan grandes sacadores, jugadores que juegan muy bien en cancha rápida y entonces por ahí nos complican. Ahora está más lento, como te dije, bien de forma, así que vamos a ver qué pasa”.
Con respecto a su derrota en Roland Garros ante el holandés Martin Verkerk, un jugador técnicamente inferior al argentino, fue respetuoso y realista en sus apreciaciones. “No sé si se puede decir que es un jugador inferior. Le ganó a (Carlos) Moyá, ganó partidos muy importantes. Creo que contra mí tuvo un gran día. Por ahí no me salieron las cosas, pero hoy en el circuito ningún jugador es inferior, y ningún partido es fácil”, afirmó.
Pero se mostró optimista. “Esperemos que sea el año que viene o los que vendrán. Todavía soy joven y tengo muchísimos Roland Garros por delante, por eso espero hacer un buen papel.”
David Nalbandian opinó algo similar. “El torneo será muy duro, pero estoy con muchas ganas. Voy a hacer un buen papel”, comentó Nalbandian tras entrenar ayer junto al belga Xavier Malisse, el hombre al que derrotó en las semifinales el año pasado. ¿Casualidad? “No, lo habíamos acordado”, aseguró el cordobés. ¿Una premonición? “Sí”, advirtió con una sonrisa en la boca mientras desaparecía por la puerta de vestuarios.