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Lunes, 2 de agosto de 2004

TODOS LOS DEPORTES CON EL MISMO CODIGO

Nueva batalla antidoping

La ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de Atenas, el 13 de agosto, marcará simbólicamente la entrada en vigor del código mundial antidoping, ya que los 28 deportes inscriptos en el programa deberán tener adaptados sus reglamentos. Desde ahora, el conjunto de atletas estará sometido a las mismas prohibiciones, procedimientos y sanciones, sin que haya distinciones en la disciplina practicada.
La Federación Internacional de Fútbol (FIFA), en mayo, y la Unión Ciclista Internacional (UCI), el 23 de julio, fueron los últimos a plegarse a las órdenes del Comité Olímpico Internacional (COI), después de que el presidente, Jacques Rogge, amenazara con prohibir participar a los disidentes.
Los Estados tienen hasta el 10 de febrero de 2006, fecha de inauguración de los Juegos de Invierno en Turín (Italia), para inscribir los principios del código mundial antidoping en su legislación.
Aunque el consenso no ha sido total, la FIFA y la UCI ya han emitido serias reservas en cuanto al automatismo y a la duración de las sanciones disciplinarias previstas por el código.
Lo hacen para demostrar su independencia, pero sobre todo por temor a que los atletas profesionales condenados por las instancias deportivas apelen a los tribunales civiles para obtener reparaciones.
En espera de ello, unos 3500 controles (un record) deben ser practicados en los Juegos de Atenas, antes y durante la competición, dentro y fuera de los sitios olímpicos, anunciados (para todos los medallistas) o inopinados, susceptibles de descubrir a algún tramposo entre los 10.500 participantes.
Rogge no se hace ilusiones sobre las posibilidades de erradicar el doping en el deporte, pero se ha jurado complicar al máximo la tarea a los que él llama “tramposos”.
Para disuadirlos, hizo pasar a través de la comisión médica del COI y la Agencia Mundial Antidoping (AMA) un mensaje voluntariamente ambiguo, dejando entender que ciertas sustancias o métodos prohibidos indetectables a los análisis podrían ser desenmascarados.
“No habrá anuncio previo. No conocerán la realidad de nuestros progresos al mismo tiempo que sea anunciado el primer caso positivo por un producto hasta entonces indetectable”, advirtió.
La hormona de crecimiento y las transfusiones sanguíneas serán los principales productos a los que se intentará desenmascarar.
El presidente del COI ha sido tan convincente que hasta Estados Unidos, la mayor potencia en deportes olímpicos, considerado hasta ahora como muy contemplativo en materia de lucha contra el doping, ha cambiado su política.
Vivamente animadas por el COI, las autoridades deportivas estadounidenses tienden ahora a hacer prevalecer el principio de precaución sobre la presunción de inocencia.
Los responsables del atletismo estadounidense se han lanzado de esta manera en una “operación deporte limpio” en la que, por ejemplo, la estrella de los Juegos Olímpicos de Sydney, Marion Jones, ha salido mal parada, aunque ella no fuera el objetivo de las sospechas.
China, durante mucho tiempo sospechosa de potenciar un doping de Estado, parece haber cambiado de posición desde que Pekín obtuviera la organización de los Juegos del 2008.
En revancha, uno de los bastiones históricos del doping, el antiguo bloque del Este, permanece discreto y constituye el mayor punto de interrogación.
El recurso a los productos o métodos prohibidos ya no es tan oficialmente organizado, pero los expertos en la materia existen todavía y los candidatos a la gloria deportiva por caminos equivocados son todavía numerosos.

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