FúTBOL › DIEZ RAZONES PARA EL LOGRO DE BOCA, EL 48º DE SU HISTORIA
Fue el equipo de juego más vistoso, avalado por los resultados, al que sostuvo un cuerpo técnico inmune a la indiferencia y que, ante la duda, prefirió atacar a defender.
› Por Ariel Greco
1 Fue el que mejor jugó. Se suponía que Boca iba a desplegar un juego más vistoso que en el Apertura, algo que sólo sucedió de a ratos. Sin embargo, a lo largo del campeonato terminó siendo el equipo que exhibió los mejores momentos de fútbol. Alguna actuación de River o alguna producción de Lanús podrían equipararse aunque, en la extensión, Boca fue el mejor.
2 Los números lo avalan. Fue el que más ganó (12 partidos), dos por encima de Lanús, el adversario que le sigue. También el que menos perdió (2 encuentros), uno menos que River. Anotó 35 goles, a casi dos tantos de promedio, y sólo recibió 14. Sus 40 unidades sobre 54 posibles le entregan un respetable 74,1 por ciento de puntos. Desde las estadísticas, un campeón más que legítimo.
3 El aporte del cuerpo técnico. La indiferencia de los hinchas, cábalas y ritos que le restaron seriedad a su trabajo y críticas desde diferentes sectores se conjugaron contra Basile. Pero la personalidad del entrenador le permitió superar todos los inconvenientes. Y su mayor mérito estuvo en saber apostar por un equipo titular, sin que los suplentes, muchos ellos de gran trayectoria, alzaran la voz para quejarse. Aceptado ese rol, los relevos dieron aportes muy importantes en varios triunfos clave.
4 La personalidad del equipo. A lo largo del Clausura, los líderes cambiaban fecha a fecha. Boca fue el único que soportó la presión de la punta y se sostuvo con triunfos consecutivos, algo que ninguno de sus rivales consiguió. “Nos quedan siete finales, tenemos que ganar los siete partidos para ser campeones”, fue la declaración unánime cuando Boca estaba tres puntos detrás de River. Y a partir de allí, encadenó seis victorias seguidas, hasta el éxito de ayer ante Independiente.
5 El gol de Ibarra. Boca jugaba con nueve, empataba 1-1 con Banfield y quedaba a dos puntos de River, que tenía que jugar un rato más tarde. Pero Hugo Ibarra sacó un zapatazo en el último minuto al primer palo de Lucchetti para convertir un golazo que significó un triunfo inesperado y heroico. Luego, River fue goleado por Lanús, lo que determinó que los potenciales cinco puntos de desventaja se transformaran en un cabeza a cabeza con el equipo de Passarella. A partir de allí, Boca no resignó un solo punto.
6 La poca oposición que tuvo. Boca no contó con un rival que le peleara seriamente el torneo. River, Newell’s y Vélez se desgastaron bastante antes de la recta final con la Copa Libertadores. Lanús se conformó con la gran campaña y no se terminó de convencer de que podía luchar por el título. Por eso, con su regularidad le sobró para quedarse con justicia y con comodidad con el campeonato.
7 El peso de las individualidades. Si se arma el plantel ideal del torneo, varios de los futbolistas de Boca integrarían ese equipo. Y a lo largo del certamen, siempre surgió alguna individualidad para rescatar al equipo en momentos clave. En Daniel Díaz, Fernando Gago, Federico Insúa y Rodrigo Palacio –la vieja columna vertebral de la que siempre se habla en el fútbol– se pueden encontrar los picos de rendimiento. Pero también aportaron mucho Abbondanzieri, Ibarra, Palermo y varios de los suplentes, como Delgado y Barros Schelotto en momentos cruciales.
8 Ante la duda, fue hacia adelante. En los momentos complicados, lejos de especular, Boca apostó por ir hacia el frente. Otro de los méritos de Basile. Tras el empate ante Instituto y la derrota con San Lorenzo, en medio de las críticas, el técnico se la jugó con tres delanteros ante Argentinos. Y en varios encuentros no se conformó con empates que le servían y terminó llevándose el premio mayor sobre el final: le ganó sobre la hora a Banfield con nueve jugadores y venció sobre el cierre a Vélez como visitante.
9 Marcó diferencia desde lo físico. Está asociado con el punto anterior y tiene que ver con que Boca generalmente prevaleció en los últimos minutos ante casi todos los rivales. Aprovechó el plantel largo y que no tuvo compromisos de Copa Libertadores para conseguir un rendimiento superior a sus adversarios.
La hinchada ganó puntos. Dos de los momentos más difíciles de Boca en el campeonato se dieron en la Bombonera: con River cuando perdía 1-0 y con Banfield cuando igualaba 1-1, en ambos casos jugando con nueve hombres. Con River, tras un caño de Daniel Díaz a Marcelo Gallardo, la hinchada se levantó y salió con un apoyo conmovedor a pesar de la derrota parcial, que les sirvió a los jugadores para buscar la igualdad, a esa altura, casi utópica. Contra Banfield, el aliento directamente empujó a los nueve de Boca y paralizó a los once visitantes. “Cómo gritaba la gente, sabía que Boca iba a ganar”, dijo ese día Eric Cantona, de visita en la Bombonera.
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