Parecía que el Apertura iba a tener una definición previsible, sin demasiada emoción y con un campeón casi cantado, más allá de la gran campaña de Estudiantes. Sin embargo, la penúltima jornada del torneo generó sensaciones inesperadas, que terminaron decantando la definición para la última fecha. Lo curioso es que, si bien Boca no pudo festejar el título, por como se dio el cierre de los partidos, terminó zafando de una situación todavía más comprometida. Ahora, con un punto ante Lanús festejará el tricampeonato. Y, en el peor de los casos, ante una eventual caída, le quedará la chance de una final ante Estudiantes, si es que los platenses vencen a Arsenal.

Desde el arranque de Belgrano-Boca y Argentinos-Estudiantes, el equipo de Ricardo La Volpe ya paladeaba el título, a partir de los empates en ambos juegos. Mucho más cuando Jorge Quinteros puso en ventaja al conjunto de La Paternal, lo que estiraba la ventaja del líder a cinco unidades. Así llegaron al entretiempo, con Boca a sólo 45 minutos del título.

Claro que, en la segunda parte, todo el panorama cambió. Primero fue el gol de Franco Peppino, que le daba la ventaja parcial a Belgrano, pero que no le quitaba el campeonato a Boca. Como Estudiantes perdía en La Paternal, no le podía descontar las cuatro unidades que le llevaba el líder. Pero cuando Mariano Pavone anotó la igualdad con un cabezazo, la vuelta olímpica quedaba postergada para la semana siguiente. Tres puntos con tres en juego le daban a Estudiantes la posibilidad de mantener las ilusiones, aunque a Boca le permitía asegurarse el primer lugar.

Sin embargo, el golpe de efecto llegó en los últimos cinco minutos del encuentro en La Paternal. Sin casi tiempo para jugar, a Córdoba llegaban malas noticias para Boca. Es que Juan Sebastián Verón marcaba el tanto de la victoria de Estudiantes, que dejaba al equipo de Simeone a una unidad de la punta. Estaba claro que se trataba de un escenario totalmente inesperado, con un guión que no entraba en la cabeza ni del más pesimista de los hinchas boquenses. Pero cuando ya los conducidos por La Volpe se dirigían a los vestuarios con la bronca de la derrota y con la amenaza de tener a Estudiantes pegadito, el protagonista que apareció fue Gonzalo Choy, ex jugador de Gimnasia, que en tiempo de descuento consiguió la igualdad definitiva. Así se llegó a la definición en la última, con los líderes separados por tres puntos.

A partir de los resultados, el panorama es bien sencillo: la única combinación que no le da el título a Boca el próximo domingo es una caída en la Bombonera ante Lanús y un triunfo de Estudiantes como local ante Arsenal. Si se dan esos dos marcadores, ambos sumarán 44 puntos y resolverán el título en una final, que tendría que disputarse 72 horas después en una cancha neutral. En la historia de los torneos cortos, desde que se puso en marcha esta reglamentación, nunca se dio una final así.