La AFA anunció hace unos días, a través de su vocero Ernesto Cherquis Bialo, que Boca y Newell’s Old Boys iban a jugar su partido correspondiente a la segunda fecha del campeonato Apertura el 3 de agosto, es decir cinco días antes del inicio del torneo. Una noticia de doble filo: por un lado, se daba una pequeña satisfacción a quienes padecemos el síndrome de abstinencia del fútbol; por otro, se consumaba un nuevo despropósito: un torneo que empezaba con asteriscos. En un hermoso texto titulado “Paradojas”, el uruguayo Eduardo Galeano enumera una serie de curiosidades entre las que figura ésta: “Según los Evangelios, Cristo nació cuando Herodes era rey. Como Herodes murió cuatro años antes de la Era Cristiana, Cristo nació por lo menos cuatro años antes de Cristo”. Pero pronto se aclaró el error (el de Cherquis) y se supo que, para que Boca pudiera viajar a Barcelona a jugar la Copa Joan Gamper, se suspendía su partido de la segunda fecha, que pasaba al 3 de septiembre y no al 3 de agosto, como se había dicho originalmente.

Los parates de mediados de año, en el fútbol argentino –como se sabe–coinciden con el receso europeo, del mismo modo que nosotros comemos nueces y almendras en Navidad, con 30 grados de temperatura, para seguir la costumbre de lo que ocurre en Europa, con varios grados bajo cero. La división en dos del fútbol local hace que el torneo que abre el año calendario se llame Clausura y el que lo cierra, Apertura. En términos futboleros, la temporada (la de Europa y, por consecuencia, la de acá) empieza en agosto y termina en junio del año siguiente. Ellos tienen un solo campeonato; nosotros dos. Y lo más grave es que en estos tiempos, desde hace tres tristes semanas, no hay fútbol. Ni acá, ni allá, ni en ninguna parte.

No tenemos el mejor fútbol del mundo, pero de vez en cuando por aquí se dan algunos buenos partidos, lindos goles, un caño, una pared en velocidad, un poco de alimento para el alma. Se extraña demasiado el fútbol. Eso sí: para que no extrañemos las declaraciones de los jugadores, hay gente que desde los factores de poder viene haciendo su aporte. “El Gobierno tiene que hacer autocrítica”, dice Daniel Scioli, como esos jugadores que hablan de sí mismos en tercera persona. “Bueno, la verdad que fue muy difícil el triunfo en el Senado, pero nosotros estábamos confiados, a pesar del revés que habíamos sufrido en Diputados y si bien fue un triunfo de todos, el aporte de Cobos, bla, bla...”, dice Luciano Miguens. “Todavía no ganamos nada”, dice Eduardo Buzzi desde arriba del caballo y va por más.

Desde esta columna, se reitera una pregunta: ¿cuánto hace que jugaron Racing y Belgrano?

Y un pedido: que vuelva el fútbol, por favor.