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Lunes, 18 de noviembre de 2002

TENIS › LA REALIDAD DE LOS SUEÑOS

Como cae un rayo

Lleyton Hewitt, el sólido número uno del tenis mundial en el 2002, logró en poco más de un año mucho más de lo que la mayoría se atreve a soñar.
Conquistó el Abierto de Estados Unidos en septiembre del 2001, terminó aquella temporada como número uno tras alzar el trofeo en el Masters de Sydney, ganó Wimbledon hace cuatro meses y se consagró en Shanghai ayer para fortalecerse en la cumbre. Con apenas 21 años, el jugador de Adelaida ya hace historia en Australia: en la era profesional, sólo John Newcombe, durante ocho semanas en 1974, y Patrick Rafter, una semana en julio de 1999, habían podido conquistar el número uno.
“Me habría reído a carcajadas en enero si, en medio de mi varicela, me hubieran dicho que sería número uno nuevamente y conquistado otra vez este trofeo”, confesó hoy. Pero esa varicela se redujo a una anécdota tras la temporada que protagonizó. Apenas ocho años después de haber dejado la práctica del aussie rules (fútbol australiano) para concentrarse en el tenis, Hewitt confirma semana tras semana lo adecuado de su decisión. Sorprendió con 16 años ganando el torneo de Adelaida, su ciudad natal, en el que era el segundo torneo del circuito mayor en su vida.
Hijo de un jugador de fútbol australiano y de una profesora de educación física, Lleyton parece más bajo que su metro ochenta, y desde que se cortó –a mediados del 2001– la coleta que se había dejado crecer, parece también mayor. Rubio y de pocas sonrisas, se sabe de memoria cada diálogo de la saga de Rocky protagonizada por Sylvester Stallone, corre con frecuencia por las dunas de la playa de Adelaida para incrementar la fuerza de sus piernas y practica espontáneamente series de 400 metros para desarrollar su velocidad. Su juego es una versión modernizada del estadounidense Michael Chang, con más potencia, velocidad y alcance en sus tiros, además de una concentración feroz.
Lleyton Glynn Hewitt es un muchacho precoz. No sólo conquistó Adelaida aquella vez sino que al año siguiente, cuando fue convocado para enfrentar a Estados Unidos en Boston en los cuartos de final de la Copa Davis, se puso el equipo al hombro, ganó partidos clave y fue figura en la conquista del trofeo.
Novio desde hace tiempo de la jugadora belga Kim Clijsters, habló con ella hoy desde la misma cancha para comentar la increíble historia que comparten: son la primera pareja en la historia que gana sus respectivos Masters en el mismo año. La belga el lunes en Los Angeles, derrotando a la número uno Serena Williams, y el australiano ayer. Entre ambos se llevaron 2,165 millones de dólares en premios y un auto último modelo.

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