Lunes, 24 de octubre de 2011 | Hoy
FúTBOL › OPINIóN
Por Juan José Panno
Boca tiene grandes posibilidades de consagrarse campeón, por la ventaja que obtuvo hasta el momento; pero también corre el riesgo de que sus posibilidades se reduzcan drásticamente si no puede jugar Riquelme en lo que resta del campeonato.
Se sabe que no es natural que un equipo dependa de lo que pueda hacer un solo jugador, pero el caso de Riquelme es muy especial por razones que van más allá de su producción individual. Es que Riquelme es una especie de director técnico dentro de la cancha, el mejor aliado que pueda tener Julio César Falcioni o el entrenador de turno. Habla con sus compañeros, les indica lugares en el campo y mejora sus rendimientos. Lee lo que está sucediendo en el partido como nadie. Con Riquelme en la cancha, sus compañeros se sienten respaldados, contenidos; y los rivales, achicados, amedrentados.
Si está Riquelme en la cancha, los rivales destinan dos y tres jugadores para escalonarse en la marca y quitarle margen de movimientos, pero de esa manera dejan espacios libres para los otros jugadores de Boca. Riquelme entrega bien nueve de cada diez pelotas que juega, mete al menos un pase gol por partido y genera peligro en las áreas de cualquier equipo que esté enfrente, por su notable pegada en jugadas de pelota detenida. La suma de todos estos elementos más los efectos psicológicos de su presencia explican por qué su actuación individual casi nunca está por debajo de los 6 puntos. Aun jugando lejos de sus máximas posibilidades, marca distancias con el resto de los jugadores. Pero sin Riquelme nada le va a resultar sencillo a Boca.
© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina | Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.