“En el Este y el Oeste / en el Norte y en el Sur / brillará blanca y celeste / la Academia Racing Club.”

¿De dónde sale la voz de esa gente cuando canta su himno, ese que lo envuelve todo en ese Cilindro que gira loco en torno de una pasión inexplicable? ¿Desde dónde llega el grito? ¿Desde el alma? ¿Desde el fondo de las entrañas?

¿Cuánta gente hay en la cancha? ¿Alguna vez se llenó tanto? Tal vez contra el Celtic en la Intercontinental, o en un partido contra Nacional por la Libertadores, cuando dicen que se vendieron más de 100 mil entradas. Menos plateas, más populares, cinco mil personas en las adyacencias y la misma fiesta.

¿Alguna vez se vivió tanta tensión en esa cancha en la previa de un partido? Posiblemente antes de Racing de Córdoba en el ’83, o antes de River en 2011, o ese día de 2008 en la Promoción contra Belgrano. Una cosa es la vigilia de un título y otra, la antesala de un posible descenso; pero los nervios y la incertidumbre se parece cuando se está tan cerca del abismo o del éxtasis.

“¿Sabés cuántos campeonatos ganamos?”, le pregunta antes del partido el padre a su hijito, que nunca vio un título, y lustra la chapa de hincha orgulloso amante de la estadística para dar la respuesta: “Siete en el profesionalismo, ’49, ’50, ’51, ’58, ’61, ’66, 2001 y...”. Y ahí se para, por las dudas. Y habla de los campeonatos del amateurismo y de los títulos internacionales, y aprovecha la volada para bajar línea y le explica al pibe que para que hoy haya un Saja y un Milito y un Videla y un Bou, antes hubo un Cejas y un Perfumo y un Tucho Méndez y un Rubén Paz y un Federico Sacchi, y sigue dando nombres y el pibe no entiende mucho, pero abre grande los ojos para atraparlo todo cuando cae una bandera gigantesca desde la bandeja superior, un ratito antes de que Racing empiece a jugar el partido más importante de su historia reciente.

Lo gana Racing y sale campeón y quedará la marca del 14 de diciembre, pero, ¿cuál fue el día clave de la historia? O, dicho de otro modo, ¿cuándo empezó a salir campeón este equipo? ¿El día que dio vuelta el partido contra Boca? ¿Cuando le ganó a River? ¿Cuando River, que fue el gran protagonista de la primera parte, resignó el torneo local para ponerle ficha a la eliminación de Boca en la Sudamericana? ¿O fue cuando Milito, el único sobreviviente de aquel título de 2001, decidió regresar al club para vivir el replay? ¿O acaso cuando Diego Cocca les inculcó a sus jugadores que lo que más importaba era un campeonato y no un clásico?

No hay una respuesta única, de la misma manera que habrá más de una contestación si se pregunta quién fue el jugador más importante en esta etapa. Los gustos se repartirán entre Saja, que bajó la cortina en las últimas fechas; en Milito, que dio lecciones de inteligencia, creatividad, contundencia y manejo de todos los tiempos; en Videla, que se hizo el dueño de la mitad de la cancha; en los de abajo, que hicieron el aguante; en los de arriba, que hicieron los goles que tenían que hacer; en Gastón Díaz, que en el último partido la rompió y coronó su trabajo con el enganche y el centro en el gol de Centurión, el golazo de Centurión, que tenía que ser en el arco del inolvidable gol de Bedoya en 2001.

Racing, el que estuvo dos años en la B y supo volver; el que también regresó de la muerte cuando sus hinchas llenaron la cancha para responder a quienes decretaban su quiebra; el que llenó dos canchas en un mismo día en 2001; el que alguna vez alquiló su nombre y alguna otra vez puso su nombre y el de Argentina al tope del fútbol Mundial; Racing, el viejo y glorioso Racing, se consagró campeón a lo Racing: sufriendo mucho, pero digna, legítima y merecidamente.

La nueva estrella brillará blanquiceleste, de Este a Oeste y de Norte a Sur. Y el cielo parece más lindo que nunca.

Estadio: Diego Ceballos.

Cancha: Racing.

Gol: 48m Centurión (R).

Cambios: 63m Acuña por Centurión (R); 70m L. Fernández por Lértora (GC); 75m Garro por Ramírez (GC), 75m Hauche por Bou (R), 85m Angilleri por García Guerreño (GC), 87m Sánchez por G. Díaz (R).