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Por Sebastián Fest
Desde Stuttgart

El español Tommy Robredo miraba con cierta envidia el Mercedes-Benz CLK 240, impactante con su reluciente color plata sobre el polvo naranja que minutos antes le había hecho morder Guillermo Coria. La ex patinadora Katarina Witt le estaba entregando a Coria su premio extra tras la arrasadora conquista del torneo de Stuttgart. Pero Coria casi no pudo disfrutar del coche (valuado en 55.000 dólares), porque en realidad nunca lo quiso.
“A la Argentina no lo puedo llevar”, dijo el séptimo jugador del mundo. Con el secuestro de deportistas o familiares de deportistas como nueva moda en el país sudamericano, lo último que querría Coria es llamar la atención entre los suyos por un auto.
Robredo, en cambio, confesó que soñaba con él, y no hubiera dudado un minuto en llevárselo a casa. Es sólo una de las diferencias que separan hoy a España de la Argentina.
Mientras piensa si lo vende o lo guarda en Europa, Coria quiere llamar la atención, pero no con un Mercedes, sino como integrante del equipo de Copa Davis, un sueño que tiene al alcance de la mano, ya que es el indiscutible número uno de su país.
“Tengo el sueño de estar en la Copa Davis y darle dos puntos a mi país”, confesó. Argentina enfrentará a España del 19 al 21 de septiembre en Málaga por las semifinales, y una convocatoria marcaría el debut de Coria en el equipo.
Pese a sus pergaminos, prefiere ser prudente, y elude considerarse “número puesto” en la escuadra argentina. “Voy a pelear el puesto con Mariano (Zabaleta) y Agustín (Calleri), porque Gastón (Gaudio) es de los mejores en la Davis, David (Nalbandian) demostró su gran nivel y el dobles es muy bueno”, analizó. “Es una lucha sana, y ojalá se le complique a Luza la elección, porque significará que todos estamos jugando bien”, agregó.
Coria ya fue convocado para la serie de cuartos de final ante Rusia, pero sus problemas en los pies lo llevaron a decirle “no” al capitán argentino, Gustavo Luza. Menos de cuatro meses después, la situación es totalmente diferente: es uno de los mejores jugadores del planeta, sus pies ya no molestan y su juego alcanza momentos sublimes.
“Ganar con esta contundencia es más lindo”, dijo el argentino, que no perdió un set y cedió apenas once games en Stuttgart, su segundo título de la temporada tras Hamburgo y el cuarto hito de la temporada tras la final de Montecarlo y las semifinales de Roland Garros.
En cuartos había derrotado en 41 minutos al ruso Mikhail Youzhny 6-0, 6-0. Coria recuerda que jugó “con una confianza terrible”, pero muestra también una sensibilidad infrecuente para el circuito: “Me quedé mal, porque a nadie le gusta perder 6-0 y 6-0. Una vez me pasó con Agassi caer 6-0 y 6-2, y me imagino lo que debe haber sentido Youzhny”.
Coria quiso dedicar también su triunfo a un amigo muerto hace unos años, llamado Matías, “un gran talento del tenis que habría llegado muy lejos.
Cuando levanté el trofeo y recibí el aplauso del público, me lo imaginé a Matías en esta situación. Vi su imagen y le dedico este triunfo”, se emocionó.
Su objetivo de disputar el Masters de Houston –algo que ningún argentino logra desde José Luis Clerc en 1983–, y con su cuarto puesto en la Carrera de Campeones está bien encaminado para lograrlo.
“La verdad es que estoy muy contento por el triunfo. Es el segundo título que consigo en Alemania en dos meses, tras esperar dos años desde Viña del Mar 2001 para ganar mi segundo torneo. Estar en un Masters y ganar la Copa Davis es un sueño que tengo desde chiquitito.”
Pese a sus éxitos, Coria ve margen para mejorar. “Estoy jugando a un nivel bastante alto. Pero tengo que practicar y seguir mejorando. Especialmente tengo que perfeccionar mi volea. Creo que allí tengo algunas deficiencias.” Coria llegará hoy a Kitzbuehl en tren desde Stuttgart. “Ahí podré dormir tranquilo, así a primera hora puedo comenzar a adaptarme a la altura en Austria.” Junto a su entrenador, Alberto Mancini, y su preparador físico, Jorge Trevisán, el expreso Stuttgart-Kitzbuehl habrá sido escenario del festejo.