Ediciones de poesía recomendadas
Por Patricio Lennard
La velocidad de la tierra
Jorge Consiglio
Alción Editora
Córdoba, 84 páginas
Para definir el carácter visual de la imaginación, Italo Calvino -parafraseando a Dante– dijo que “la fantasía es un lugar en el que llueve”. En este libro de Jorge Consiglio, la poesía insiste en ser imaginada, sobre todo en la primera de sus cuatro series de poemas cuyo título es “El sueño de Dios”. En ella se cuenta la historia de Zheng He, un navegante chino que vivió a comienzos del siglo XV, y que fue eunuco, musulmán, almirante de treinta mil hombres bajo la dinastía Ming, y uno de los expedicionarios más grandes de todos los tiempos. En el texto en prosa que abre la serie se narra el episodio de su viaje a Africa, de donde trajo como obsequio dos jirafas para el emperador, quien delante de ellas sufrió un desmayo porque nunca había visto animales semejantes. “Yung Lo, fervoroso lector de Confucio, consideró a las jirafas sabios de la mayor benevolencia y las trató con realeza, como a exóticos embajadores”. Los ocho poemas sobre la figura de Zheng He, junto con la serie dedicada a los guerreros tártaros, son lo más destacado de este bello libro.
Antología poética
Luis O. Tedesco
Fondo Nacional de la Artes
124 páginas
Desde Los objetos del miedo (1970), hasta Aquel corazón descamisado, (2002), la poesía de Luis O. Tedesco se ha preocupado por indagar los intersticios entre la alta cultura y la cultura popular a fin de desestructurarlos. Así, en su obra conviven la fascinación por los clásicos con el habla del tango, la cita culta (Dante, Quevedo) con el lunfardo y el sentimentalismo, las operaciones poéticas sobre la historia argentina con el discurso nostálgico del barrio. En esta antología –que incluye una selección de textos de los ocho libros de poemas escritos por el autor–, se vislumbra el acercamiento de Tedesco a una poesía cada vez más política, que tiene al peronismo como principal horizonte. El poema que le da nombre a su último libro se inserta, de este modo, en la tradición literaria que pone a Evita en el centro del imaginario en que su cadáver es una suerte de campo magnético. Un imaginario que admite tanto el tono laudatorio con que Tedesco evoca su figura, como la visión desacralizadora que tramó Néstor Perlongher.
Alcohol para las heridas
Eugenio Previgliano
Editorial Ciudad Gótica
Rosario, 85 páginas
Con un tono irreverente, los poemas de Eugenio Previgliano se solazan en el desparpajo, el humor y en juegos verbales que a veces no están lejos de parecer trabalenguas. En los textos en prosa que cierran el libro (en los que se reflexiona sobre el acto de la lectura), el autor tamiza poéticamente una serie de objects trouvés que ponen en escena desde el recorrido de los colectivos de la línea 154, hasta los protocolos de escritura propios de una carta comercial o de la garantía de un electrodoméstico. Tal vez la mayor apuesta de Alcohol para las heridas se juega en el “Largo poema de la revolución y la cárcel”, en donde el autor(en clave autobiográfica) se interna en los dominios de la última dictadura y en la experiencia de los detenidos desaparecidos. Así, la manera en que se entrecruzan lo político y lo privado trasciende cualquier solemnidad, y la articulación del testimonio se ubica más allá del mero denuncialismo. Previgliano (que vive en Rosario y, además de poeta, es agrimensor) delinea en este libro una mueca poética cargada de ironía.