Domingo, 2 de octubre de 2005 | Hoy
Un libro en la tradición de la antropología urbana muestra los alcances y límites de una investigación sobre la movida gay en Rosario durante los años ’90.
Locas, chongos y gays.
Sociabilidad homosexual masculina durante la década de 1990
Horacio Sívori
Antropofagia
120 páginas
Este libro podría inscribirse en una tradición que comienza con Jorge Salessi (Médicos, maleantes y maricas), Juan José Sebreli (Historia secreta de la homosexualidad en Buenos Aires) y el libro de Flavio Rapisardi y Alejandro Modarelli (Fiestas, baños y exilios). Sin embargo, a diferencia de esos trabajos que reconstruyen el pasado, en Locas, chongos y gays, Sívori se propone reconstruir la sociabilidad homosexual masculina a partir de la descripción de los circuitos, los escenarios y las prácticas en tiempo presente. Se trata de un trabajo etnográfico, lo que supone una prolongada estadía en el lugar de investigación, observación, entrevistas y charlas informales. En su análisis, Sívori –por momentos demasiado distante– revisa no solamente los escenarios y las interacciones, sino también realiza un fino análisis de los usos lingüísticos particulares. Transcurre en Argentina, pero no en Buenos Aires sino en Rosario a principios de la década del ’90.
¿Cuál es la particularidad de Rosario como escenario de estas interacciones? ¿Hasta qué punto esto imprime un movimiento particular y específico a lo que se describe? Por un lado, si bien es una de las principales regiones metropolitanas del país, la oferta de lugares de encuentro es sensiblemente más reducida en comparación con Buenos Aires, incluso hace más de diez años. Por otro, el doble juego permanente de máscaras que despliegan los homosexuales rosarinos para ocultar su “estigma” en la sociedad global; y a su vez, dentro del mismo “ambiente”, que impone –como todo medio social– sus reglas y normas de comportamiento. Es justamente este juego de actuaciones que probablemente puedan constatarse en otros lugares, las que se ven exacerbadas por tratarse de una ciudad de dimensiones más reducidas. Así, “son considerados ‘suficientemente homosexuales’ aquellos lugares donde la homosexualidad se da por sentado y las estrategias de disimulo pueden ponerse en suspenso”. Se describe de este modo un espacio no homogéneo y no carente de conflictos en donde se juegan permanentemente las imágenes de sí.
Sívori, en el desarrollo de su análisis, discute con enfoques que han enfatizado demasiado las conductas sexuales en la conformación de identidades. El efecto de su propuesta resulta en un abanico de personajes que se resisten a las clasificaciones y de este modo sale airoso del riesgo de esencializar una identidad homosexual.
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