Domingo, 19 de agosto de 2007 | Hoy
DE IPOLA
Nacido de un fracaso momentáneo, este libro de Emilio de Ipola revisa al intelectual que salvó la teoría y la práctica marxistas en los años ’60.
Por Rogelio Demarchi
Althusser, el infinito adiós
Emilio de Ipola
Siglo XXI Editores
240 páginas
Louis Althusser integra el selecto grupo de autores contemporáneos cuya obra se ha expandido vertiginosamente después de su muerte (1990) por la publicación de un amplio abanico de materiales que hasta entonces había permanecido inédito por distintas razones. Esos nuevos textos propiciaron el retorno al debate político y filosófico, justo cuando se discutía el fin del socialismo por la caída de la Unión Soviética, del hombre a quien Emilio de Ipola califica aquí como “el último pensador marxista”; el filósofo que “en la década del ’60 renovó y dio fuerzas a un marxismo teóricamente exhausto y políticamente inocuo”; el hombre que apostó su energía a “una transformación de izquierda del Partido Comunista Francés”, objetivo que consiguió con creces: sus aportes teóricos constituyeron “el primer y único” marxismo “digno de ese nombre que Francia produjo”.
Así las cosas, De Ipola se planteó el proyecto de estudiar a ese “nuevo Althusser” que surge de los textos de reciente publicación, bajo la habitual consigna de buscar la novedad respecto de lo que ya se conoce. Y fracasó. Y de ese fracaso nació este libro, que no es otra cosa que una magnífica puesta en relación de lo nuevo y lo viejo, del “clásico” y del “último” Althusser, para dar cuenta de su itinerario filosófico, “en particular de las tensiones y conflictos conceptuales y políticos que asolaron, como una suerte de turbulencia silenciosa pero constante, el despliegue de toda su obra”. Y ese nuevo propósito lo fuerza a De Ipola a pensar en su propio itinerario teórico –ya que en aquellos años ’60 estudió en Francia, conoció a Althusser y se convirtió al althusserismo–, sin por ello hacer de estas páginas una autobiografía intelectual enmascarada. La inclusión del relato personal se justifica por haber sido uno de los tantos testigos que se vieron abruptamente seducidos por la propuesta del maestro: “El mío no fue un caso aislado, sino compartido por muchos otros, franceses pero también sudamericanos, hecho que otorga a mi experiencia un mínimo de generalidad y, por esa vía, quizás un mínimo de interés”. La propuesta que Althusser lanzaba a esos jóvenes estudiantes, por cierto, era muy tentadora: volver a Marx para reorganizar y desarrollar una política de izquierda que fuera verdaderamente revolucionaria.
Los defectos del eurocomunismo; el impacto del estructuralismo y las teorías lacanianas; las falencias del marxismo-leninismo como productoras del estalinismo y su consiguiente crisis; la tensión entre lo científico y lo ideológico; su rechazo a la noción (ideológica) de sujeto y sus críticas al humanismo teórico; la concepción de la ideología como mera ilusión o creencia que impide la producción de conocimiento; todo está aquí, condensado en pocas páginas cuidadosamente escritas, con hipótesis de lectura fundamentadas en una rica y variada cantidad de citas, donde no se excluye a los críticos del althusserismo.
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