Domingo, 2 de marzo de 2008 | Hoy
VALLE
Con aires tropicales, la poeta Carmen Valle logra un libro de matices y tonos sugerentes más allá de la postal de las palmeras.
Por Ezequiel Acuña
Tu versión de las cosas
Carmen Valle
De la Flor
165 páginas
En la portada hay una playa tropical con olas y arena blanca, a lo lejos se ven las palmeras volcadas hacia un costado por el viento, un poco más cerca una mujer camina junto a un perro, y más abajo, como si se proyectaran fuera de la tapa del libro, un pocillo con café negro y una flor recostada se superponen a la foto. Dejarse llevar por la primera impresión, como siempre, supone un riesgo. Después de leer en la solapa que la autora es puertorriqueña, no sería raro presumir que se trata de literatura con atardeceres fantásticos, olores exóticos y amores irreales. Digamos, un cliché caribeño. Y es que Tu versión de las cosas es en verdad una novela con olor a café de madrugada y sal de mar. Sin embargo, la presentación del libro encierra tanto de revelación como de simplismo. Carmen Valle escribe desde Nueva York, y como otros tantos escritores latinoamericanos que residen fuera de su país, se mantiene en el límite entre la literatura nacional y el ambiente cosmopolita. Tal vez por eso entre los pliegues de ese romanticismo caribeño se deposita algo mucho más cercano a la nostalgia del exilio, como si la música melancólica de un bolero fuera el acompañamiento necesario para recuperar los retazos de identidad perdidos en el camino.
La protagonista de la novela es una mujer puertorriqueña autoexiliada que ha decidido volver e instalarse en su antigua casa frente a la playa después de sus viajes por Europa, su larga residencia en Nueva York, un matrimonio frustrado y un hijo de por medio. Desde el balcón donde se sienta todas las mañanas, la memoria fluye con la forma de un diario íntimo dando lugar a los desvíos, los cambios de ritmo, los bloqueos y las contradicciones. Como las constelaciones de estrellas que ve todas las noches con su telescopio, la versión de las cosas depende de qué brillo particular se tome en cuenta para construir la historia. Y en este caso resaltan las descripciones cotidianas y las anécdotas del pasado que surgen de forma poco ordenada y sin límites cronológicos. Los acontecimientos que podrían ser principales aparecen reducidos a lugares de paso, disparadores para el relato de episodios secundarios, periféricos. Importa lo que no fue, los amores frustrados que acabaron antes de empezar o que eran imposibles desde el principio, historias que sólo continúan si se las recuerda, o travesuras de la infancia que quedó lejos. Tu versión de las cosas se arma a partir de las crónicas, divididas por igual entre Nueva York y Puerto Rico, como si el espíritu nómada fuera la razón última, la única explicación posible para el autoexilio.
Valle lleva más de veinte años dedicada a la poesía y hasta el momento sólo contaba con una publicación en prosa que bajo el título de Diarios robados exploraba las posibilidades del diario apócrifo. Como suele suceder con estas incursiones poco frecuentes de un poeta en la narrativa, Tu versión de las cosas resulta un libro lleno de matices, palabras justas y descripciones motivadas por una mirada astuta.
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