En el abanico de registros que proponen los dieciocho relatos que nutren El sistema del silencio predomina una voz joven, intensa aún en la quietud, desbordante de giros y figuras poéticas, que casi siempre registra una pérdida, un dolor, un repertorio de criaturas bajo la sombra de alguna desgracia. En el núcleo de cada relato aparece y pincha, muchas veces, la prepotencia y/o el malentendido que suele habitar en lo familiar: el agujero que dejó una madre ausente, la violencia de un abuelo borracho, la grieta o el abismo que puede haber en una pareja (y lo que cae por ahí).

Lo sexual es otra de las constantes en estos cuentos, y casi siempre signa la carencia, el desencuentro, la frustración; lo mismo pasa con el amor. “No, nunca, eso nunca, traer hijos al mundo”: lo dice la narradora de “La culebrilla”, el relato que abre el volumen. Es una chica que espera a que la hermana, rumbo a una fiesta, le traiga a su sobrino para cuidarlo esa noche. Las notas más angustiosas suenan ahí, en el rubro maternidad, abordado de muy distintas formas en piezas como “El ladrido”, “Dendrita”, “La proyección del desastre” y “La decidera”. No son las únicas notas, por supuesto, que pueden leerse aquí: está la tristeza impotente en “Cuarto de derrota” y en “El sistema del silencio”, por ejemplo, o el humor que destilan “El tallerista”, un escritor en picada y su única admiradora, o en “Rojo sobre blanco”, la convivencia entre una chica algo perdida y otra muy fanática del catolicismo.

Tentoni nació en Bahía Blanca en 1985; vivió unos años en Buenos Aires, se recibió aquí de abogada y volvió hace unos meses a sus pagos. Publicó, además, poesía. “Al escribir busco una explosión”, me dijo en una entrevista, hace cuatro años. “Me gusta probar hasta qué límite llega mi imaginación”, dijo también. Algo de eso parece haber en la apariencia desestructurada de estos relatos, en el vuelo de la palabra, en el abanico de voces que despliega su voz. “En un país de cuentistas –anota Guillermo Martínez en la contratapa-presentación– estos relatos inaugurales de Valeria Tentoni se plantan con pies serenos y firmes. Es una voz ya constituida, con un mundo intenso, original, que vale la pena descubrir.”