Domingo, 16 de abril de 2006 | Hoy
NOTICIAS DEL MUNDO
El jueves pasado se cumplió el centenario del nacimiento de Samuel Beckett y los homenajes no se toman descanso. Entre lo más original, se cuenta una idea de la conocida artista norteamericana Jenny Holzer quien, desde el fin de semana pasado, contrató un equipo que se encarga de proyectar textos enteros del dramaturgo y novelista irlandés sobre fachadas de edificios londinenses, entre los que se destaca el centro Barbican. Justamente allí seguirá hasta el 6 de mayo el festival Beckett, que cuenta con la representación de sus piezas a cargo de grandes intérpretes británicos, la proyección de películas basadas en su vida y obra y una serie de coloquios. Por otra parte, en el flamante libro Remembering Beckett (Recordando a Beckett), James y Elizabeth Knowlson dan ciertos indicios sobre el enigmático Beckett, a partir de una serie de entrevistas inéditas que el Nobel había concedido a su biógrafo inicial. Pero además, en la segunda parte de este volumen aniversario, se incluyen doce piezas escritas sobre él por quienes mejor lo conocieron o sencillamente lo admiraron. Paul Auster, J. M. Coetzee y Eugène Ionesco, son algunos de ellos.
Un incendio arrasó la antigua casa victoriana de Charles Dickens, situada en la localidad de Broadstairs, al suroeste del Reino Unido. El fuego comenzó la noche del domingo pasado en una habitación del primer piso y, según dijo Greg Theothanides, vocero de los bomberos de Kent, aún se desconocen las causas. El edificio que le sirvió de retiro a Dickens desde 1840 hasta 1852 para escribir David Copperfield, entre otras obras, fue construido originalmente en 1801 para el capitán de un fuerte militar, por lo que recibió el nombre de Fort House. Treinta años después de la muerte del escritor, pasó a llamarse Bleak House. Y si bien está considerada como un verdadero patrimonio histórico que alguna vez albergó un museo dedicado al autor del más famoso cuento de Navidad, la casa es ahora una propiedad privada.
Pedro Varela fue detenido recientemente en la capital catalana por dirigir una editorial que distribuía libros de contenido xenófobo, neonazi y de negación del Holocausto. Según fuentes próximas a la investigación, la actividad editorial de Varela, que ya fue condenado en 1998 a cinco años de prisión por apología del genocidio e incitación al odio racial, es la principal acusación que pesa contra el detenido. Entre las obras puestas a la venta por la editorial Varela, figuran algunas como Cuestiones judeomasónicas o el eterno contubernio, Raza, inteligencia y educación y El mito de los seis millones: el fraude de los judíos asesinados por Hitler.
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