Domingo, 25 de septiembre de 2005 | Hoy
A continuación se reproducen algunos fragmentos de diferentes pasajes de Tumba de jaguares. No obstante las limitaciones del recorte, la reproducción de estos fragmentos puede conformar una auténtica ars poetica de la escritura de Angélica Gorodischer.
Por Angelica Gorodischer
· Porque justamente sé, saber no es sentir, sé en dónde están las palabras, en dónde tengo que ir a buscarlas aunque no pueda alcanzarlas, las palabras para decir lo que no siento pero imagino.
· Lo que no sé, lo que aún no se sabe, es cómo poner en palabras todo lo imaginado, ¿ve?, por eso se necesitan los planes y los resúmenes y las novelas en las que se reflexiona por escrito sobre lo que se ha de escribir. A veces todo viene con sus palabras que son las que corresponden, las necesarias y no otras, y eso es una bendición. Es que lo imaginado ya es palabra. El obstáculo está en otra parte.
· Es algo que no importa si sucede o no, porque lo que sí importa es que yo haya podido imaginarlo y por lo tanto pueda también traicionarlo. Todo eso imaginado existe aunque no quieras, me digo. Y como sé que piso terreno peligroso, voy, ¿y qué hago?, eso, agarrarme de la novela, celebrar el inicio para no volver, reiterar, caer en el dolor que también imagino.
· Si es posible, nunca adverbios, odio los adverbios, todas las vidas, aunque no quieras ni sepas, todas como en un maridaje incluso físico aunque no nos demos cuenta y seguimos, dale para adelante sin querer creer que es precisamente, adverbio que tampoco debe usarse y tengo que volver sobre el texto a ver si lo encuentro para borrarlo, usar una frase, abrir el concepto con tal de no ponerlo allí como un grano indeseable, que no es lo sensato ni lo esperado ni el buen sentido sino lo increíble lo que nos va moviendo en la niebla.
· Las cosas que no existen nos ayudan a vivir, que es lo imposible lo que nos sujeta a la vida.
· Si uno quiere escribir tiene que vivir cada instante, todos los instantes inmerso en lo que no comprende para justamente, eso, escribir a ver si así comprende, y saber que nunca, pero seguir, seguir.
· Todo es tan precario, tanto que un día se deshará en el frío y no quedará nada, ni el recuerdo de las palabras dichas, pero sí, algo quedará, sí, algo, las palabras escritas porque aunque no haya nadie para leerlas estarán allí y seguirán significando algo. Y si las lee alguien que no sabe el idioma en que ella escribe, pues entonces tendrán otro significado como el ideograma del caballo lo tuvo para el viejo poeta.
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