Girl, el primer texto publicado por Jamaica Kincaid en The New Yorker
> Lavá la ropa blanca el lunes y ponela sobre la pila de piedras; lavá la ropa de color el martes y ponela a secar sobre el tendedero; no camines al sol con la cabeza descubierta; cociná buñuelos de zapallo en aceite caliente y dulce; poné a enjuagar tu ropita justo después de sacártela; cuando compres algodón para hacerte una linda blusa, asegurate de que no tenga goma, porque si tiene no va a quedar bien después de lavarla, poné a remojar los peces de mar la noche anterior a cocinarlos; ¿es verdad que cantarán bennah en la iglesia? Siempre comé la comida de forma tal que no le revuelva el estómago al otro; los domingos tratá de caminar como una señorita y no como la puta que tanto te empeñás en ser; no cantes bennah en la iglesia; no debes hablar con los chicos rata-de-alcantarilla, ni siquiera para indicarles un camino; no comas frutas en la calle –te seguirán las moscas–; pero yo no canto nunca bennah los sábados y nunca en la iglesia; así es como se cose un botón; así es como se hace un ojal para el botón que acabás de coser; así se hace el ruedo de un vestido cuando ves que el ruedo se está bajando como para prevenir que quedes como la puta que tanto te empeñás en ser; así es como se planchan los khakis de tu padre para que no tengan dobleces; así es como se cultiva la Okra –lejos de la casa, porque un árbol de Okra atrae hormigas rojas–; cuando cultives Dasheen, asegurate de que tenga bastante agua, o si no te picará la garganta al comerla; así es como se barre un jardín; así le sonreís a alguien que no te agrada demasiado; así le sonreís a alguien que no te agrada para nada; así le sonreís a alguien que te agrada completamente; así se pone la mesa para el té; así se pone la mesa para la cena; así se pone la mesa cuando viene alguien importante a cenar; así se pone la mesa para el almuerzo; así, para el desayuno; así es cómo comportarse en presencia de hombres que no te conocen bien, y así no podrán reconocer de inmediato la puta en la que te advertí que no te convirtieras; bañate todos los días, aunque sea con tu propia saliva; no te agaches para jugar a las bolitas –no sos un niño, sabés–; no arranques las flores de otra gente –podrías contagiarte algo–; no les tires piedras a los mirlos, porque podría no ser un mirlo, para nada; así es como se hace el budín de pan; así se hace la dukona; así se prepara un pimentero; así se hace un buen remedio para el resfrío; así se hace un buen remedio para tirar a la basura un niño antes de que siquiera sea un niño; así es como se atrapa un pez; así se tira de vuelta al mar un pez que no te gusta, para que no te caiga encima nada malo; así se maltrata a un hombre; así un hombre te maltrata; así se ama a un hombre, y si esto no funciona hay otras formas, y si no funcionan no te sientas demasiado mal por haberte dado por vencida; así es como se escupe hacia arriba en el aire si tenés ganas, y así te movés rápido para que no caiga encima tuyo; así llegás a fin de mes; siempre estrujá el pan para ver si es fresco; ¿pero qué pasa si el panadero no me deja estrujar el pan?; ¿querés decir que después de todo esto vas a ser el tipo de mujer a la que el panadero no deje acercarse al pan?
(Traducción de Carla Chinsky)