Sábado, 25 de abril de 2015 | Hoy
Por Gerardo Gómez Coronado *
Riachuelo de por medio de la Ciudad de Buenos Aires, la zona de Puente La Noria fue ultramencionada en las últimas semanas en casi todos los medios de comunicación. El tema era el desalojo de los puestos clandestinos de La Salada y el consiguiente raid mediático de los administradores de las ferias “oficiales” (podrían agregarse mas comillas a esta condición) defendiendo a este insólito mercado de compras que quien suscribe no está en condiciones de catalogar ni adjetivar.
Pero a metros de ahí y a la vista de los más de 80.000 automovilistas que cruzan por el Puente diariamente, se ve cómo emerge enorme y dorado, con letras rojas, el edificio terminado del Bingo de la firma Codere. En realidad, el lugar funcionará como un Casino electrónico al estilo del que regentea Cristóbal López con la anuencia del gobierno de la Ciudad bajo las tribunas del hipódromo de Palermo.
Sin entrar en consideraciones de fondo sobre el juego y el rol del Estado vinculado a esta actividad, llama poderosamente la atención que en esta zona del viejo Cuartel IX del municipio de Lomas de Zamora, donde confluyen las barriadas de Budge y Villa Fiorito, caracterizadas por tener una populosa población muy carenciada, se apruebe la instalación de este establecimiento. Es que su éxito comercial provendrá del dinero que dejarán en sus arcas los trabajadores que viven o transitan por la terminal de colectivos vecina.
Y más allá del evidente impacto social, lo que surge a la vista es cómo un predio de estas dimensiones, emplazado en una zona estratégica por ser uno de los principales lugares de egreso a la ciudad por la General Paz, haya contado con la aprobación municipal para su rezonificación.
Y es aquí donde se emparentan y complementan los argumentos de los funcionarios lomenses de Martín Insaurralde con los de nuestros conocidos porteños macristas. De este lado se aprueban Torres de alturas desproporcionadas en barrios de casas bajas, o shoppings que compiten con centros comerciales barriales, siempre alegando el progreso que generará la desaparición de “terrenos abandonados llenos de ratas y basura” y los beneficios recaudatorios que le brindarán a la ciudad esos emprendimientos. Imagínense que argumento utilizaron del otro lado del Puente... Sólo les faltó –como hacen los funcionarios PRO–, juntar una buena cantidad de vecinos que se muestren conformes con la nueva obra y repudien a los que se oponen tachándolos de retrógrados.
Obviamente que la pretendida inauguración de esta enorme sala de juego en una de las zonas más pobres del Gran Buenos Aires, fue demasiado para todos, a tal punto que el diputado provincial Marcelo Díaz, que preside la bancada que responde a Margarita Stolbizer, logró que se apruebe por unanimidad un proyecto de declaración por el cual la Cámara de Diputados provincial solicita al gobernador Daniel Scioli que se abstenga de autorizar la habilitación del bingo, que como mencionamos ya se encuentra terminado y “preparado para el corte de cintas”.
Mas allá del desenlace, esta puja se define entre quienes sostienen/sostenemos que el Estado no puede desertar de su rol de planificador del suelo urbano, regulando el uso de las grandes fracciones de terreno en función de las distintas necesidades públicas, y por el otro quienes entienden a cada fracción de terreno vacante como una oportunidad de negocios, ya sea inmobiliarios o directamente comerciales.
* Secretario ejecutivo del Consejo Económico Social.
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