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Se acaba de cerrar la sexta edición de los Premios Unilever al diseño de envases, nuevamente con una categoría dedicada a los estudiantes y otra a los profesionales. Creado en 1998, el Unilever ya está afirmado en un ambiente que tiene pocas vidrieras y distinciones como el del diseño industrial. El grupo Unilever, nada casualmente, tiene un alto consumo propio de este tipo de diseño para sus decenas de marcas de perfumería, limpieza y alimentos.
El primer premio en la categoría profesionales fue para Farián Darío Liporazzi, que presentó una nueva generación de etiquetas. Battiston, Durante y Martín ganaron el segundo con un envase muy moderno para productos deshidratados, como el té en saquitos. El tercero fue para Castelnuovo y Rica, por un nuevo envase dosificador para Comfort. Las menciones profesionales fueron recibidas por Fornaro, Rodríguez, Hamui, Reisin y Da Rosa.
Javella, Rastelli y Sosa Poncetta fueron los ganadores del primer premio categoría Estudiantes por un envase para desodorantes. El segundo fue para Manuel López Revol, por exactamente el mismo producto pero pensado de otro modo. Guglielmi y Damiani recibieron el tercero por el easy brush de Sedal, un prototipo de envase para productos capilares. Las menciones fueron para Ortolán, Olsen, Font, Medina, Paolini, Silva y Villanueva.
El catálogo del premio 2003 incluye además los trabajos de doce seleccionados de cada categoría.
Unilever invierte un considerable cuidado en darle brillo a su premio y los resultados son de buen nivel. No extraña que tenga auspiciantes de buen nivel y que el concurso ya tenga un lugar de privilegio en el calendario.