En Corrientes al 1500 ya puede verse despejada la linda fachada del edificio que aloja La Giralda, restaurada con buen ojo por el Colegio de Abogados de la ciudad. A fines de marzo, mostramos la obra y contamos que el edificio nació en 1925 como oficinas y viviendas, para pasar a ser en los cincuenta un hotel. El cuerpo delantero –son dos, en un terreno larguísimo, que funcionan de hecho como dos edificios separados– fue minuciosamente destruido, con sus maderas y sollados nobles reemplazados por lo más falopa que el mercado conoce. Sus grandes plantas fueron divididas en un laberinto de cuartitos, la fachada fue brutalmente perforada y todo lo que se rompió y degradó fue abandonado a la buena piedad del Señor.

El Colegio de Abogados levantó la puntería con este proyecto –todavía hay que perdonarle lo que hizo con los interiores del predio de la misma cuadra, que alojaba un elegante restaurante– y despejó los interiores, salvando lo poquísimo que quedaba. El trabajo se concentró en restaurar la fachada, que está a nuevo, y la noble cúpula, medio olvidada a mitad de cuadra. Es una belleza importada de Bélgica, que ahora corona un espacio doble altura en una oficina que usará algún suertudo. Los profesionales de Arquitectónika/López/Leyt/López/Yablón se encariñaron con la cupuleta, que no figuraba en ningún registro o lista, y la hicieron restaurar con solvencia, integrándola al edificio. Un servicio a la ciudad