Tribalia Eco Design es el emprendimiento del administrador de empresas rosarino Mariano Maestri, especializado en la industria informática, que llega al diseño de forma casual. Allá por el ‘99 viaja a Italia como líder de proyectos de una importante empresa de sistemas que tenía en su cartera de clientes a estudios de diseño. Para ese entonces él, fanático del interiorismo, se encuentra trabajando para algunos popes de Padua y luego de Milán, metiéndose, casi sin darse cuenta, en la cocina del negocio de una de las mecas de la disciplina, viendo cómo hacen desde investigación y desarrollo, a la búsqueda de nuevos materiales y tecnologías y sobre todo, cómo terciarizan y buscan proveedores en el resto del mundo.

De todo eso que veía, lo que más le llamó la atención fueron los textiles. “Había mucha competencia de alfombras de Persia, del noroeste de India (Jaipur), Tailandia, China. Lo que faltaba son tejidos de este lado del mundo. Con lo cual se me ocurrió empezar a unir las dos puntas”, relata Maestri. Con ese fin, primero ahondó en la relación Asia y Oriente para ver cómo darle la vuelta a un vínculo no tan aceitado como el latinoamericano. Hijo directo de italianos, con bisabuelo ebanista y papá matricero, seguramente pesaron sus genes a la hora de hacerlo dejar por completo la informática y montar su propia empresa de textiles made in Argentina que hoy exporta, como trampolín al mundo, a importantes firmas de Milán.

Pura lana

“Me volví a la Argentina y empecé a hacer pruebas con tejidos en telar horizontal obviamente yendo a la fuente: el norte, Jujuy, Salta, Catamarca. Hice muestras en lana de oveja y pelo de llama pensando en piezas para el piso: alfombras y carpetas. Mi idea fue llevar al límite el tejido. Cambiarle la trama y dotarlo de otras características para ponerlo en el piso. Cambia el modo de hilar la lana, la forma de tejerla y, por supuesto las formas”, detalla. El resultado es la producción de carpetas totalmente hechas y terminadas a mano, tejidas en una sola pieza utilizando lana de oveja natural seleccionada, teñida con tintes vegetales. En ellas, Maestri juega con una paleta de 18 colores, pero sobre todo, con las posibilidades que dan los distintos relieves. “Es que además de los tejidos planos (que favorecen el tránsito intenso) tengo otros de volúmenes irregulares como la Nube o la de pompones que imaginé para áreas más íntimas de la casa, ya que te invita a pisarlas descalzo y te masajean los pies”, señala.

¿Los valores de la marca? “Materia prima de calidad, diseño contemporáneo y el cuidado del detalle. Para un italiano los detalles son todo. Por eso estas alfombras no tienen flecos ni paños cosidos. Son bordes rectos y los pompones está levantados simétricamente. Un rústico refinado. Además cada pieza tiene su código que permite seguir su trazavilidad. Cuándo se hizo, por quién, con qué lana. Entonces ante cualquier duda uno puede responder. Eso lo tomé de la industria informática.” ¿El nombre? “El cuarto y último valor: el componente de etnicidad, que viene de recurrir a una materia prima natural aggiornando técnicas ancestrales.”

¿La lana? “Es muy noble. Tenés que quererla. Es raro que un administrador de empresa hable así, pero es un ser vivo, se comporta y expresa a cada rato”, remata.