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La ley que puede cambiar totalmente el manejo del patrimonio edificado en la ciudad puede ser votada este jueves. Como se explicó en la última edición de m2, la 2548 podía ser tratada este jueves sobre tablas o pasar al 12 de marzo, con preferencia. No se llegó con las tablas, con lo que este jueves se votaría normalmente. Contando cabezas y consultando bloques, todo indica que la próxima sesión de la Legislatura puede hacer finalmente historia.

La ley, como se votó originalmente, fue una improvisación inspirada que tomó el inolvidable Paisaje Cultural que Ibarra-Telerman quisieron encajarle a la Unesco. En diciembre de 2007, el polígono de este verso que terminó en papelón internacional se usó para preservar un amplio sector de la ribera, de La Boca a Palermo, con buena parte del patrimonio edificado porteño.

En ese diciembre, el oficialismo se encontró con una naciente crisis por temas patrimoniales, un ítem nuevo en la agenda política porteña que ahí demostraba su enorme potencial. Con buenos reflejos, el PRO aceptó que el polígono tuviera todos sus edificios anteriores a 1940 protegidos en principio con un mecanismo novedoso. Catalogar o proteger un edificio en Buenos Aires es muy complicado, ya que el sistema fue deliberadamente armado para que no se cuide nada. Todo el trabajo lo tiene que hacer el que quiera catalogar y la Legislatura tiene que votar todo dos veces. Bajo la 2548 se invirtió el proceso, ya que el trámite le corresponde al que quiera demoler. El gobierno porteño tiene inhibidos los edificios anteriores a 1940 en esa región y el que quiere demolerlos tiene que hacer un trámite que pasa por el Consejo Asesor en Asuntos Patrimoniales, que tiene un lapso de días para decir sí o no. Si el predio no es catalogable, el trámite vuelve al Ejecutivo para que autorice la demolición. Si es a proteger, va a la Legislatura, que vota dos veces. A algo más de un año del sistema, no hubo una ola de quiebras de constructoras, como se exageró en su momento. Se autorizaron algunas obras, otras se descartaron.

En diciembre se vencía esta ley, votada por un año. Fue entonces que el PRO sorprendió proponiendo que se la extendiera a dos años y a toda la ciudad. Esto no ocurrió y la asamblea votó finalmente la extensión por un año y confinada al Paisaje.

Hace dos semanas, el PRO volvió a colocar el proyecto de extensión en el temario y la idea despertó apoyos en el Frente para la Victoria y en la Coalición Cívica, que lo encuentra muy cercano en espíritu al que presentara la diputada Teresa de Anchorena, presidente de la Comisión de Patrimonio de la Legislatura.

Este consenso es esencial para llegar al jueves. Ayer se trató el tema en la reunión de asesores de la Comisión de Cultura. Este lunes, se espera el despacho del plenario de los miembros de la Comisión. Su titular, Inés Urdapilleta (FpV), explicó a m2 que confía plenamente en que el despacho esté listo y la ley se vote el jueves con todo éxito.

Si es así, este marzo será realmente histórico: la ciudad de Buenos Aires tendrá por fin una ley patrimonial y podrá dar los primeros pasos para crear un sistema institucional y jurídico para no perder su historia.