Una vez más, la lucha entre el bien y el mal llevada a su máxima espectacularidad y exageración transcurre en la pantalla chica, esta vez en Uruguay. Desde el último revival (fallido) de los Titanes en el Ring argentinos, allá por enero del 2001, los Gladiadores del Ring charrúas son el primer programa de lucha libre del alicaído Mercosur. Durante el 2005, un total de 17 luchadores –la mayoría argentinos– forman los equipos de los Duros y los Paladines, que cada sábado agitan la pantalla de canal 10 con el rating más alto de su franja horaria.

Después de un año de éxito, los Gladiadores se despidieron en diciembre, con laureles y un futuro prometedor: no sólo es el programa más visto de la mañana del sábado sino que además destronó al eterno ídolo de los niños: Cacho Bochinche. Ahora acaba de llegar a las disquerías la banda sonora de Gladiadores que editó Bizarro Records, con las canciones de todos los luchadores y la cortina musical del programa, a cargo de la banda de surf rock The Supersónicos. Como si todo esto fuera poco, el programa se prepara para el 2006 y, a partir de enero, sus protagonistas serán los primeros dibujos animados en la historia del género. Redondeando el proyecto, una flamante y actualizada página de Internet (gladiadores.tv) hace de escenario para una estética reventada y kitsch que se luce a la perfección y a destajo. Como verán, todo muy pro. “La Momia de Elvis (Presley) es nuestro aporte a la historia de las momias en la lucha libre; la de (Martín) Karadagian fue excelente, pero nosotros queríamos darle más fantasía y más agilidad, pensamos que una momia que apenas se mueve y no puede subir a las cuerdas no hubiera andado”, cuenta Leo Lagos que, además de ser vocalista y guitarrista de los Supersónicos, es creador de la idea, los personajes, la música, el relato y el guión de Gladiadores del Ring; además de fiel seguidor de sus iniciadores (ver recuadro).

A la hora de crear el perfil de los personajes, la versión uruguaya de Titanes también tuvo en cuenta algunos guiños destinados a generar identificación con el espectador. Uno de los gladiadores más queridos por la gente es Rogelio el Plancha, un luchador desgarbado pero con garra, representante de una tribu urbana montevideana que son “los planchas”, protagonistas de un fenómeno parecido al de la cumbia villera argentina, es decir, jóvenes de sectores marginados, que usan ropas de marcas deportivas y suelen estar vinculados con el delito y el consumo de pasta base.

Otros personajes que gozan de la aprobación popular son Nico el Reparte Pizza (un delivery boy del subdesarrollo) y el Dr. Armando Puentedura, que es un político corrupto. “Queríamos personajes fantásticos mezclados con otros sumamente comunes, y máscaras, muchas máscaras”, dice Lagos, que está al tanto de todos los códigos que la lucha libre adquirió en México, su cuna, donde las máscaras forman parte del inconsciente colectivo por estar relacionadas con las ceremonias míticas de las tribus indígenas.

Con sus maneras exageradas, sus golpes, tackles, zancadillas, puntapiés, llaves, saltos, coreografías, con su límite borroneado entre la mentira y la verdad; la violencia teatral de la lucha libre hace su máximo despliegue en Gladiadores del Ring. Como tiene que ser, cada uno de los luchadores tiene un tema propio con el que realiza su entrada triunfal, una historia de vida a la que todos tienen acceso entrando a la página web y esa especie de gusto por el mal gusto que se evidencia en los detalles.

Las leyes de la lucha libre rigen a la perfección el formato de los Gladiadores yoruguas. ¿Cómo interpretar la incoherencia y el desorden de un mundo que, en apariencia, es perfecto, si no es desde la ideal y soñadora tierra de la niñez? ¿No es ése el secreto del éxito de un género que sobrevive al tiempo, las culturas y las modas? Según Lagos, el mentor de todo esto, ese secreto radica “en los luchadores y en el espacio que les es dado para desarrollar sus personajes, sus entradas, su canción, cada uno tiene un background que es más que un traje, en

Titanes metían muchas peleas y no había tiempo para todo esto, en nuestra propuesta lo potenciamos y eso hace que sientas más empatía o rechazo por los que están volando y golpeándose arriba de la lona”.