Planeta
X, de Rosario
Los
otros
No
sobran casos como el de Planeta X, agrupación rosarina que compatibiliza
originalidad estética y visión política revolucionaria.
A diferencia de las pandillas de diseñadores que se llaman terroristas
por alterar señales de tránsito, Planeta X parte de la idea
de generar prácticas anticapitalistas (así,
sin vueltas) y entiende la experiencia creativa como un ejercicio más
en el camino hacia la transformación. Por eso, la definición
(o simplificación) inicial de movimiento contracultural
comenzó a sonarles vacía cuando se dieron cuenta de que,
en realidad, el objetivo era mucho más ambicioso: Poner en
crisis el actual estado de las cosas. Carmen, el hombre detrás
del proyecto electrónico Sinapsis y militante del colectivo, resume:
Preferimos decir que somos personas y no artistas, ya que proponemos
que cada acto cotidiano siga la misma lógica. La producción
artística es un acto cotidiano más, y no reviste más
importancia que otra actividad. Sostenemos conceptos como autogestión
y autonomía, pero yo lo simplificaría en hacer sin
pedir permiso. No nos interesa el reclamo al poder sino las prácticas
autónomas.
Planeta X, entonces, es una organización que incide en varios frentes.
En Rosario, el Espacio Planeta X empezó (a fines del 2000) como
un lugar de música en vivo, videos, muestras plásticas,
talleres. Hoy es furtivo centro de reunión de las comisiones de
asamblea del barrio, club de noche, sala de ensayos, base de operaciones
y laboratorio creativo. En Internet, pxweb.com.ar es el sitio en el que
la agrupación difunde sus actividades y ediciones y, sobre todo,
pone a disposición una muy recomendable biblioteca provista de
textos sobre músicas aventuradas (post-rock, dub, krautrock, noise,
etc.) y una serie de documentos sobre la revuelta francesa de Mayo del
68, entre otras cosas. ¿Cuánto le debe PX al situacionismo?
Nos suponen eruditos en situacionismo y en verdad no es así
asegura Carmen. Debord dijo: La victoria será
de los que sepan armar el caos sin causarlo. Sostenemos y apoyamos
la práctica de experiencias autónomas como las asambleas,
los escraches o cualquier forma de autogestión, y eso, hoy, tal
vez tenga el espíritu del 68, pero nada más. Hoy es
hoy.
El sello discográfico PX abarca varios estilos: la electrónica
experimental de Sinapsis, Martín Arce, Audidélica, Equus,
el piano desnudo de Gina Valenti, las canciones acústicas de Juani
y de Maru. Todo está hecho con recursos financieros mínimos,
en CDR, con la estética y el sonido del arte impostergable. Los
discos de PX son recortes urgentes de este tiempo, y la diversidad cartonera
de las tapas (sin directivas gráficas unificadoras) refuerzan esa
idea. Creo que la mayor responsabilidad ahora, para todos, es estar
realmente atentos a las singularidades del momento en que vivimos .-dice
Carmen. La situación económica es el catalizador de
algo mucho más siniestro. Nosotros decimos que tratamos de transformar
los lazos de relación. Concretamente, hacemos fiestas y, con lo
recaudado, financiamos ediciones pequeñas que vuelven a la gente
a muy bajo costo (3 pesos). El soporte es secundario. Nos interesa plasmar
una forma de trabajo colectivo y autogestionado.
PX surgió en 1995 como una revista de poesía y un compilado.
En 1999 se reinventó como colectivo horizontal: empezaron
las reuniones semanales y la necesidad de hablar sobre las actividades
hechas y por hacer. Los integrantes fueron rotando, pero siempre promedian
la decena. Si bien no hay una estrategia diseñada, los propósitos
están claros. Dice Carmen: Todo acto humano es político;
Planeta X no tiene ningún propósito que nosea político.
Queremos universalizar algo que para nosotros es bueno. La difusión
no es convencional: el Espacio PX está inmerso en la más
absoluta clandestinidad. Los lazos de relación son (o intentan
ser) otros.
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Visionario,
de Córdoba
La
aldea global
El
compilado Visionario, de edición demorada (imagínense por
qué), será el primer documento discográfico de la
escena electrónica de Córdoba. No hay un patrón formal
que atraviese las once canciones (no hay un sonido Córdoba,
dice Andrés Oddone, uno de los responsables), pero, como en casi
toda antología regional que se precie, se tiene la sensación
de asistir a un city tour a ciegas que no figuraría en ninguna
guía tradicional. La electrónica cordobesa no tiene nada
que ver con el cuarteto (estaría más cerca del tango, en
todo caso) ni con el Fernet (el gin tonic parecería caerle mejor),
y en cambio tiene la esquizofrenia y la vivacidad de toda ciudad tercermundista
que corre a la par (mal o bien) de la estampida cultural internacional.
Lo que distingue a la electrónica cordobesa del resto es
la variedad estilística que hay, y la claridad de concepto que
todos tienen afirma Oddone, integrante de Zort, Angel de Piel y
la agrupación Sex Horses, que comparte con Dr. Trincado y Simbad
Segui. Quizás esto se deba a que Córdoba es una ciudad
de estudiantes. Muchos de los artistas de los que estoy hablando son de
otras provincias, o del interior, y eso da como resultado gran variedad
de gustos, intereses, objetivos.
Dentro de esa variedad están las bandas y solistas que combinan
sonidos digitales con instrumentos acústicos, los proyectos de
electrónica pop y los DJs y compositores de música para
pistas, con una preferencia bastante definida por el house y el electro,
en lugar del pulso neumático del trance. El movimiento local
de música electrónica recién hace cuatro años
que es visible, nombrable apunta Oddone. Existe, tiene fuerza,
pero es muy informal. Además de los proyectos independientes,
la escena fue constituyéndose alrededor de los ciclos del Instituto
Goethe y el Centro Cultural España Córdoba, sala de partos
de Visionario, cuya publicación depende de una subvención
municipal que aún no llega. En cuanto a la electrónica bailable,
Oddone señala como momento clave el aterrizaje de Bruno
Chaix, DJ francés radicado en Córdoba que, en 1997, organizó
los domingos dance en el boliche gay Hangar 18.
En un texto que estará incluido en el compilado, Jorge Haro artista
y pensador de la escena electrónica de Buenos Aires cuenta
sobre la primera vez que fue a tocar a Córdoba, en septiembre del
2000: (Existía) un público mayoritariamente joven,
atento e inquieto ante una propuesta del Centro Cultural España
Córdoba que no era la del marketing de los medios de comunicación
en relación con la música electrónica; esto es: no
había fiesta, ni baile, ni extravagancia, ni siquiera modernidad
(fue muy significativo ver entre el público a algunas personas
con remeras de Los Redondos) sino que lo que se propuso era bastante más
sencillo aunque difícil de conseguir y se basó
en la idea de escuchar música en un espacio público.
Oddone: Todos utilizamos música diseñada para espacios
reducidos (para menos de 500 personas, no para escala rave). Creo que
esto se debe a que comenzamos escuchando a un DJ con estas características:
Cristóbal Paz, cordobés residente en Buenos Aires que, en
plena época del trance, ponía house. Para mí él
fue un pequeño visionario y nos influyó a todos.
Con toda su carga de cultura pop a cuestas y cierta tendencia a la inclusión
de estilos extracomunitarios (jazz, clásica, tango),
la electrónica cordobesa está en el momento de despegue
y, como escribe Haro,Visionario sería la materialización
de un panorama, algo que ocurre y merece ser destacado por el simple hecho
de su existencia, y que en este caso además certifica la obra realizada
en un lugar concreto, con el microclima cultural que allí se respira,
más allá de las implicancias universalistas de la música
en cuestión.
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