¿Se imaginan al pelado Foucault de campera negra y tachas, vociferando “vigilar y castigar” en un tema heavy? ¿Y a Deleuze, trashero, redimiendo el miedo del mundo? No es lo que pasó, claro, pero anduvo cerca. Gastón Pérsico –diseñador gráfico, amante del metal– tomó textos de ambos filósofos y, mediante la técnica cut-up, los transformó en canciones duras. ¿Resultado? Un compilado que también cuela designios de George Bataille, Slajov Zizek y Félix Guattari. “El heavy metal es una subcultura marginal, pero a la vez masiva y popular. La filosofía también tiene esa dualidad: por un lado es el alto pensamiento; por otro, un filósofo es alguien marginal dentro de la cultura occidental. En ambos casos, podemos encontrar signos de identidad y pertenencia”, justifica Pérsico, que convocó a Insurrección, Exocet, Sacred Trash y Guerreros del Norte para musicalizar la idea. El disco no podía llamarse de otra manera: Heavy Mental. Y tiene ocho temas. Cada banda “entregó” la música de dos canciones propias para, collage dadaísta mediante, cambiar su letra original por los textos filosóficos. Así, Aguila negra de Insurrección mutó en El castigo generalizado; e Infierno Concebido, de Exocet, en Mil agujeros negros. “Si bien el contenido de estas letras expresa de manera subjetiva el sentido de los textos originales, no se trata de la síntesis de un libro hecha canción. Más allá del mensaje comprometido de las mismas (cárcel, abuso de poder, revuelta, religión, etc.), creo que un aspecto político a destacar es el desplazamiento de espacios habituales (arte - heavy metal - filosofía). Me interesa la intoxicación de experiencias culturales diferentes, y lo que se produce en esas fricciones”, señala Pérsico, integrante del colectivo Suscripción.

Las primeras señales que llevaron al diseñador a metalizar los cráneos fue, precisamente, el diseño. Las remeras que pintaba con logotipos de Metallica, Iron Maiden y Slayer trocaron por otras de Deleuze, Derrida y Zizek. “El año pasado –cuenta– realicé una instalación en el MAC Museo de Arte Contemporáneo de Bahía Blanca, donde incorporé posters, banderas, revistas heavies, apuntes filosóficos, zapatillas, tachas, cadenas y una biblioteca apócrifa.” La obsesión siguió, of course, hasta que el pibe ganó el segundo premio arteBA-Petrobras a las Artes Visuales. “Uno de los motores de este trabajo es borronear, forzar y ampliar límites, explorando nuevas dinámicas sociales, más allá del chiste inicial o la irreverencia.”

–¿Por qué Foucault, Deleuze, Guattari, Bataille, Zizek y no otros?

–Los elegí por su pensamiento “heavy” y también por cómo rankean. Tomé a los más reconocibles, como esas canciones que a veces tarareamos y no sabemos bien de dónde salieron.

–¿Cómo asimilaron el proyecto las bandas?

–El heavy es un género bastante relegado, por eso creo que se coparon con la idea de que alguien relacionado con las artes visuales se interesara en el género. A la vez, para mí fue estimulante trabajar con ellas, porque les dieron al proyecto un carácter afectivo que no había contemplado al principio.