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TELEVIDENTES VERANIEGOS POR LA UNIDAD NACIONAL
¿Qué ves?
Misión Morsa
En septiembre de 1966, Los Beatles ya no tocaban en vivo y a Lennon le ofrecieron actuar en la película Cómo gané la guerra. John dijo que sí, y el rodaje se hizo en Almería (desértico sur de España), donde compuso la mejor canción de todos los tiempos: “Strawberry Fields Forever” –¿alguien no está de acuerdo?–. Ah, dan la película mañana a las 12.10 del mediodía por Europa Europa.
Misión Muecas
El freak más grande de todos los tiempos. Abre y cierra sus nalgas como si hablaran, peina los pelos de su nuca en forma de cono perfecto, y tiene el mayor control facial del mundo libre. Es el gran Jim Carrey (¡fuerte el aplauso!) en una de sus obras maestras, la gema Ace Ventura, un loco en Africa. Como para descolgar el teléfono. Mañana a las 16.05 por Space.
Misión Peladito
Esos pasos cortitos y acelerados, esas aceitunas que vuelan hasta desaforados escotes de rubias, esas persecuciones por campiñas británicas, esas palmaditas secas en la calva cabeza de un anciano extra-small, esas miradas a cámara que al lado de las de Francella son un exceso de sutileza... La respuesta correcta es “El show de Benny Hill”. Lunes 12.30 de la noche (para los obsesivos, martes a las 0.30, ¿contentos?) por Uniseries.
Misión Trasnoche
Berreta pero divertido, improvisado pero nada pretencioso, “Mar de fondo” es el heredero directo del primer “Videomatch”, el que daban a la medianoche. Conduce Alejandro “El vivo de la cuadra” Fantino, secundado por los humoristas Anita Martínez (apuesta del No) y Toti Ciliberto, y por un equipo de periodistas deportivos tan graciosos como ellos dos, pero por otras razones. ¡Lunes a lunes! (¡increíble!) a la medianoche por TyC Sports.
J.A.
CONSUMIDOR ROCKER: ¡NO TE DEJES ESTAFAR!
el precio justo
La caída de la convertibilidad, la dictadura del corralito y las pestes especulativas como las remarcaciones y los desabastecimientos también azotan al consumidor rocker, por lo que se impone una meticulosa revisión sobre los precios de los productos de primera necesidad para el ciudadano del palo. Basta de pavadas como el pan, la leche o los medicamentos. Aquí, la guía de precios sugeridos para que los comerciantes caretas no te curren.
SALADOS
En una demostración de sensatez en tiempos de demencias económicas, el superpancho mantiene su histórico precio de $ 1 y sigue siendo una oferta digna. Y por $ 1,50 algunos quioscos sostienen la oferta de pancho + coca. Aunque nunca olvidemos que los 100 gramos de jamón cocido andan por los $ 0,90 y rinden para dos sandwiches (tamaño pan lactal) aceptablemente cargaditos.
Un mercado clave es el de las papas fritas. Tomaremos como muestra los envases de aproximadamente 80 gramos: en supermercados (en quioscos, redondear precios hacia arriba), la oferta más económica son –lejos– las legendarias y crocantes Bun ($ 0,69); mientras que las Lays (¿?), las Krach (¿¿??) y las elegantes Pehuamar hociquean entre $ 0,95 y $ 1. ¿Las Pringles? Prohibitivas.
Finalmente, para bajar el mate, los bizcochos 9 de Oro de 210 gramos se consiguen a $ 0,85.
DULCES
Las barritas de cereales se mantienen en su $ 0,50, mientras que la amplia diversidad de los mercados del alfajor y la galletita requiere mucha atención. Los alfajores tienen como mejor oferta los áridos pero rockerísimos Guaymallén –¡compre argentino, carajo!– a $ 0,20 la unidad. Y para los previsores, en supermercados el pack de seis asciende a $ 0,99. Otra oferta accesible son los Jorgito (firmes y deliciosos en sus históricos $ 0,30). En cuanto a las galletitas, tomaremos dos productos de probado éxito: el paquete de Oreo de 150 gramos está en $ 0,90 y el de Sonrisas de 135 g, $ 0,80. La mejor oferta está en los packs familiares (510 g) de las Vocación de chocolate: $ 1,30.
ALCOHOL
Se acabaron los tiempos de escabio fino, los días de la fiesta para pocos; ahora la única verdad es el precio. Empezamos por la cerveza: las de litro están en $ 1 (Quilmes, entregando envase), aunque las de botella no retornable son un peligro, ya que en quioscos y almacenes pueden alcanzar $ 1,80 (Isenbeck, Budweiser). En cuanto a las latas chicas, cuestan $ 0,54 en supermercados y $ 1 en quioscos (Quilmes). Aunque otras marcas tienen promociones especiales: $ 0,50 la Isenbeck, en quioscos; y $ 0,38 la Bieckert, en supermercados. Pasemos al vinardo. Por supuesto, estamos hablando de tetras. El blanco más barato es el Del Valle, a $ 0,59 (ante la menor duda, consulte a su médico o a su servicio funerario amigo), frente a los $ 0,99 del clásico Resero. La plaza de tintos tiene su precio record en el $ 1 del Nativo, aunque los exquisitos no reniegan de los $ 1,35 del Facundo. Finalmente, para los nihilistas del paladar, el fernet cola ya preparado,
Fernando, acusa $ 1 en supermercados, pero llega también a $ 1,50 –frío– en quioscos. Puaj.
J.A.
Cantar la posta
García suele perpetrar esos ataques de terrorismo televisivo en la siempre abúlica televisión veraniega (recuérdense éxitos anteriores como el clavado protosuicida a la pileta de un hotel mendocino o su intervención en el ya de culto “Televisión Abierta” para ponerle los puntos a Calamaro). La cosa es que García apareció de nuevo, esta vez en el reiterativo “Intrusos en la noche”, para ejecutar a dúo –junto a su partenaire de la joda Pipo Cipolatti– “Mr. Antonito”, una variación de su clásico “Mr. Jones” sobre la familia de Fernando de la Rúa, ex presidente y represor disfrazado de demócrata. “Y Antonito trabajaba/ su madre asesinaba/ y Shakira correteaba por ahí/ Siempre comía todo el sushi/ hacía fiesta en el jacuzzi/ y el puntero siempre andaba por ahí...”, cantaron Say No More y el Sr. Twist frente a Jorge Rial, que se relamía. “No te pusiste el brazalete/ y te fue como el ojete/ porque tenés una familia subnormal/ si tenés una familia subnormal.” ¿Para cuándo las versiones sobre la familia Menem (“Mr. Peste”) y Duhalde (“Mr. Reloj”)? La temporada argentina necesita otros pequeños éxitos acerca de grandes fracasos.
LA POLICIA URUGUAYA TAMBIEN TORTURA
Maldición rioplatense
Gerardo y Miguel Giménez nacieron en Suecia. Sus padres, uruguayos, estaban exiliados allí durante la última dictadura militar. Con el regreso de la democracia, los hermanos Giménez volvieron a Uruguay. Pero no perdieron la conciencia militante de sus padres. La construcción de un mundo mejor pasaba por hacer trabajos sociales. Pero la policía uruguaya se encargó de que las cosas no fueran fáciles.
A fines de los ‘90, los hermanos estaban restaurando un polideportivo y tendiendo una red urbana de computadoras. Todas las semanas la policía los paraba, los palpaba de armas y les pedía documentos, hasta que llegó lo que presagiaban: el 27 de septiembre de 1999, a las nueve y media de la noche, fueron detenidos en la avenida principal de Montevideo. Junto a dos amigos –Alexander Montero y Alexis Tourné– estaban tomando una cerveza y charlando cuando efectivos de la comisaría 17ª, tras el grito de “son ellos”, los detuvieron sin mayores explicaciones. Los acusaban de asaltar el almacén ubicado a 250 metros de donde los pibes compartían la birra.
Así comenzó la tragedia. En la 17ª los torturaron, les exigieron firmar una declaración que los hacía responsables de los hechos. A Miguel lo golpearon sin cesar en los testículos y en la espalda, le pisaron la cabeza esposado y le arruinaron el tímpano de por vida. A los cuatro les pasó algo parecido. Tuvieron que firmar la declaración sin poder leerla. Después fueron trasladados al juzgado y condenados bajo graves irregularidades. Ninguno de los comerciantes reconoció a los acusados. El almacenero, perjudicado, tampoco. Incluso conocía a uno de ellos, Alexander, desde chico. E intentó renunciar a la denuncia. Pero fue desoído.
El 15 de septiembre de 2000 llegó el Día D. Luego de pasar más de un año detenidos y torturados en el Comcar, el juez William Corujo –pese a que ninguno de los chicos registraba antecedentes penales– los condenó a siete años de prisión por cargos que jamás fueron probados: rapiña, robo a mano armada y portación de armas. Hay una apelación en marcha, el caso llegó a la Corte Suprema y Suecia pidió la extradición de Gerardo y Miguel para ser juzgados allí. Increíble.
CRISTIAN VITALE