“Rechazamos el pesimismo del ‘no hay futuro’; el mundo es una maravilla así como está y el desafío del punk es luchar para que nada cambie”, observa Karles Tablecido, cantante de Resistencia al Kambio, la banda de punk-rock oriunda de Morón que también integran Héctor Denpúblico y Paul Icía (guitarras), Ceci Vilizada (bajo) y Res P. Tuoso (batería). Ellos quieren convertir al punk en “un movimiento conservador que defienda las instituciones, apoye los planes de los economistas de Harvard, repudie los piquetes y promueva la seguridad en las calles”.

Sus convicciones los llevaron a fundar Kompromiso Para el No Kambio, el brazo punk del partido político del empresario Mauricio Macri. Y a criticar a próceres del punk como los Sex Pistols (“le faltaron el respeto a la reina de Inglaterra”), los Ramones (“tienen nombre de albañiles”) o los argentinos Flema (“en Europa no los conoce nadie”).

Pero la militancia no les quita el foco de la música. Su único álbum, Las Cañitas, es considerado la respuesta reaccionaria a Valentín Alsina, el disco debut de 2 Minutos. Se trata de un trabajo que alcanza su clímax en la canción ¿Anarquía? No, gracias, que dice: “Soy punk, pero me molesta/ el alfiler y la cresta,/ y esa canción de los Pistols/ que hablaba del Anticristo./ Soy punk, pero me incomoda/ más un piercing que un milico./ ¡Que los ricos sigan ricos,/ y que los pobres se jodan!”.

Los shows de Resistencia al Kambio no tienen lugar en festipunks (“son un asco, por esa grosera costumbre de los vómitos y las escupidas”) sino en pubs irlandeses, fiestas privadas de Fashion TV y oficinas de Puerto Madero; ámbitos en los que el nombre de la banda trae algunos equívocos: “Es que muchos creen que nos resistimos al ‘cambio’; o sea al vuelto, a las monedas, a la plata chica. Por eso, cuando nos contratan, nos pagan siempre el importe del cachet justo, y jamás con billetes grandes, porque suponen que nos gusta andar sin cambio encima”.