EL MARTES, CON LAS MADRES
Liberación
POR FERNANDO D’ADDARIO
El ámbito elegido para promocionar la nueva visita de Fermín Muguruza pareció regir su espíritu. En la sala de conferencias de la Universidad de las Madres de Plaza de Mayo, las banderas (la del País Vasco y la de las Madres lucían enlazadas arriba del escenario), el tono de las preguntas, el despliegue retórico de las respuestas, la ropa, los peinados y los gestos, describían un cuadro de situación más afín a un encuentro de solidaridad revolucionaria que a una heterogénea conferencia de prensa. Hebe de Bonafini, como anfitriona, saludó con cariño a Fermín y luego lo entregó a la ansiedad de unos ochenta periodistas (en su mayoría, de FM’s alternativas, fanzines y sitios de Internet) que pasearon al ex Kortatu y Negu Gorriak por los vastísimos caminos de la teoría política, la lucha de ETA, la represión del Estado Español, la globalización, Chiapas, el peyote y las drogas de diseño. Más relajado, ironizó diciendo que “Maradona se volverá a escapar para estar con nosotros en El Teatro”. Todo en poco más de dos horas.
En principio, Muguruza se definió personalmente como un “pesimista activo”, y políticamente como “independentista, internacionalista y antiimperialista”, para despegar del nacionalismo vasco que, dice, “tiene una visión chauvinista de la vida. No podemos desconectarnos de lo que pasa en Africa, en América Latina, y lo que ocurre con los inmigrantes en Europa. Estamos en contra de esta globalización que nos impone el neoliberalismo y pretende homogeneizarnos culturalmente”. En ese contexto inscribe su adhesión a la lucha de las Madres: “Estuvimos en el ‘94 en la anterior casa de las Madres y también en el ‘97, conmemorando los 20 años en el estadio de Ferro, y ellas estuvieron con nosotros en el País Vasco, cuando fueron a solidarizarse con familiares de presos políticos. Pero también nos encontramos, imprevistamente, en México, en el mismo hotel, donde se juntaban todos los rojos. Ellas iban para Chiapas y qué casualidad, nosotros también...” (risas).
Fermín pidió por una generación de músicos alternativos (“pero no de alternativos-MTV que terminan siendo funcionales al sistema, tocando con los sponsors que después financian la guerra”) y comentó que “la principal censura que sufrió su generación fue la heroína. La introducción masiva de heroína fue una política sistemática, para destruir a muchos de los integrantes del movimiento radical vasco. Fue una masacre. Hicieron lo mismo con el crack y la cocaína en Estados Unidos cuando surgieron los Black Panters, y a los indios les metieron el alcohol”. A esta altura, el tema drogas se impuso. Le preguntaron por el éxtasis y se despachó: “Hoy, la droga que más mata a los jóvenes es la prohibición. Hay que legalizar todas las drogas y dar información sobre sus efectos a corto y largo plazo. Porque si me dan una pastillita de diseño que no sé ni qué tiene, es probable que me estén dando veneno. Ahora, ¿quién puede decirme a mí que tengo permitido tomar alcohol y no tomarme una raya? Reivindico el derecho al consumo consciente. De tu cuerpo para adentro, eres el dueño”.