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Jueves, 13 de junio de 2002

MATE Y ASADO

En 4 y 67

M.E.

Emiliano Elso, ramonero de siempre, tocaba el bajo en Embajada Boliviana, mítica banda punk platense que se separó a fines del 2000 después de editar un único disco, Soñando locuras. Cerca de la Navidad de 1998, apareció uno de sus tíos y le dijo que, a la vuelta de su casa, en lo de su vecino, estaba viviendo Dee Dee Ramone. “Yo estaba seguro de que se había confundido. ¿Qué carajo iba a hacer un Ramone en 4 y 67?” Pero el tío tenía razón: Dee Dee Ramone se había mudado a la casa de los padres de su flamante esposa, Bárbara, y vivían juntos en La Plata. Finalmente, el tío intercedió y le presentó a Dee Dee en la mesa navideña. El Ramone buscaba músicos para armar una banda, y le propuso a Emiliano cantar con él. “Todo era medio secreto, porque a Dee Dee no le gustaba que lo jodan. Al mismo tiempo, también le molestaba si no lo reconocían. Era una estrella. Yo trataba de presentarle amigos, pero no había onda. Conmigo sí, no sé por qué. Hasta me anticipó que Joey se iba a morir: me contó que estaba muy enfermo, que no se cuidaba. Tenía superado el tema de los Ramones, me parece. Siempre se reía diciendo que solamente se llevaban bien cuando estaban separados. Me contaba cosas, me trataba como a un amigo. Yo nunca pude: para mí siempre fue un ídolo, y se lo decía. El se cagaba de risa.”
Terminaron ensayando: Emiliano cantaba, Dee Dee tocaba la guitarra, Bárbara el bajo y Matías, también de Embajada Boliviana, la batería. “Hacíamos casi todos temas de Ramones, ‘Sheena is a punk rocker’ o ‘Today your love, tomorrow the world’, por ejemplo, o ‘Born to loose’ de Johnny Thunders. La pasamos bien, hasta que me fui de vacaciones, hubo un malentendido, y cuando volví Dee Dee ya tenía otro baterista, otra banda. No sé bien qué paso: en ese momento el padre de Bárbara era el manager, y era un quilombo.” Para Emiliano, Dee Dee era alguien que hacía lo que quería, cuando quería. “Una vez no le gustó cómo sonaba una guitarra recién comprada, y la hizo mierda ahí nomás. Pero al mismo tiempo podía ser un tierno, un chico. Tomaba mate, venía a comer asado con mi familia, se la pasaba jugando con los perros. Creo que quería una vida tranquila, no le gustaba salir, ni el barullo. Pero no sé cuánto hubiera durado acá.” A pesar de todo, Emiliano no puede creer la muerte de Dee Dee. “Cuando estuvimos juntos, estaba supercareta. Sí me esperaba que se pudiera deprimir, porque era un gitano, andaba de acá para allá con las valijas, lo único que tenía era la contención de Bárbara. No sé qué pudo haber pasado. Este es un año negro para el punk: después de lo de Ricky (Espinosa, muy amigo de los Embajada), no me esperaba otro golpe así.”

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