Jueves, 15 de febrero de 2007 | Hoy
VEGETARIANOS
¿Rebeldía? ¿Salud? ¿Elección de vida? ¿A qué se debe hoy el auge del vegetarianismo? “Hay varias cosas”, comienza Pipo Lernoud, ligado al rock desde la época de La Cueva y uno de los pioneros en nuestro país en tener una huerta orgánica. “El rock tiene que ver con eso, porque querés diferenciarte, y ser vegetariano es ser diferente. También hay una reacción muy grande en la gente que ya está harta de la comida procesada. Se da cuenta de que en McDonald’s la comida es plástica. Cuando vivía en el campo faenábamos nuestras propias vacas y sabíamos convivir con nuestras gallinas”, agrega Lernoud. Traza además una similitud entre la explosión del vegetarianismo y los comienzos cuando buscaban diferenciarse de los padres y rebelarse contra la sociedad. Recuerda la canción de Moris, Escúchame entre el ruido, “la farsanta, nuestra gran sociedad / me meten en un molde como si fuera un flan”.
“¿Por qué vamos a matar animales para comer? —pregunta—. Es una decisión personal, pero forma parte de la misma búsqueda.” Por eso lo compara con el sentido de cuestionamiento que siempre tuvo el rock: “Y si no funciona así, no sirve para nada y pasa a formar parte de la industria del entretenimiento. Así que para mí vegetariano y rock tienen muchísimo que ver, por eso hay tantos rockeros vegetarianos”.
Ante esta cuestión de las drogas, el rock y el vegetarianismo, Pipo sonríe porque cree necesario separar las drogas naturales de las que no lo son. El cannabis se supone naturista, lo mismo que los hongos, usados durante años como una consagración espiritual, como el cura que toma el vino en la misa. “En este momento están las drogas de diseño; yo no juzgo a nadie, pero en la actitud del vegetariano hay un respeto hacia la naturaleza y si querés volarte la cabeza, hacelo con una droga natural”, reflexiona. Distinto opina Ara Tokatlian, saxofonista de Arco Iris, radicado en Los Angeles, estudioso de la astronomía y cautivado por el jazz: “Nos decían que como no comíamos carne ni fumábamos, deberíamos hacer un mal rock. Yo toco jazz y rock y no tiene que ver con lo que como. No tengo forma de demostrar que si vivís una vida degradada sos mejor artista. Disponemos de los seres vivos como se nos da la gana; los animales ni siquiera ven el pasto. Eticamente no me parece lo correcto. Además está el tema puramente fisiológico, estamos comiendo cadáveres y eso tiene un costo en nuestro organismo porque no estamos aptos para ser carnívoros. Yo me siento mejor así”.
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