CON EL FUTBOL ESTA TODO BIEN
Tienen onda
En el fútbol todo estuvo bastante claro desde hace mucho tiempo. No sólo la cumbia es el gran semillero actual para los cantitos de hinchada (chequear cada presentación del rojo de Avellaneda, por citar un ejemplo) sino que también es, por excelencia, la música que escuchan los jugadores de fútbol. Hechas las excepciones rockeras –Pandolfi, Cordone, Bassedas, Sorin, Bracamonte y algún otro–, las pruebas abundan. Riquelme, un Dj de primera según cuentan sus compañeros, llevó sus cds de Tambó Tambó y otras bandas al mismísimo vestuario del Camp Nou de Barcelona (¿pueden imaginar a Kluivert y Overmars moviendo la cabecita?). Ariel Ortega, casi exiliado en Turquía, se consuela escuchando esas canciones que tanto le gustan (si hasta grabó una). En los festejos de gol, cada vez más exóticos y producidos para “Fútbol de Primera”, el bailecito es protagonista: vean si no cada gol –fueron muchos en este Apertura– convertido por el jugador del momento, Cuqui Silvera. El inconfundible groove cumbiero se apodera del 9 del rojo, tanto como cuando el que convierte es Lucho González, el morocho flaquito de River (los hinchas del millo recordarán su gol en Avellaneda). El otro pibe del momento, Carlitos Tevez, atruena desde su auto en cada entrenamiento de Boca y promete más música, siguiendo el camino de su modelo Juan Román. En todos los casos, la onda es la misma: el ritmo se lleva en el alma, y cada día se quiere más.