Cansado de que le mangueen una y otra vez Hay un lugar y Yerba mala nunca muere, Claudio O’Connor decidió resolver la ausencia absoluta en las bateas de sus dos primeros discos solistas regrabándolos en vivo. Esto sucedió el 19 y 20 de febrero pasados en La Trastienda, donde dejó registro de lo que el mes próximo saldrá en formato doble bajo el nombre de Hay un lugar que nunca muere. Algo similar hizo Rata Blanca escasas semanas atrás, cuando celebró con un show en el Luna Park los veinte años de Magos, espadas y rosas, el disco más vendido en la historia de la música pesada argentina con un millón de copias y, por supuesto, factótum de una explosión que llevó a la banda hacia los márgenes de Latinoamérica y Europa. “Comparado con el sonido de otros discos de Rata, seguramente quedará muy lejos, pero creo que fue el mejor a nivel compositivo”, sostiene el cantante Adrián Barilari en algún lugar de Caballito. “Fue superlativo para su época, único en su género, y a la fecha sigue vendiéndose y generando emociones. Es una pieza que marcó un antes y un después en estos géneros del rock y que a nosotros nos abrió a muchas giras, países, kilómetros de ruta y recuerdos, pese a que realmente nadie se esperaba.”

Mientras siguen buscando “una compañía a la altura de lo que la banda necesita” para grabar un nuevo disco, aguardan la inminente salida de esta re-edición en vivo aunque, por supuesto, sin varios de los músicos que lo grabaron en 1991, como el tecladista Hugo Bistolfi y, por caso, Sergio Berdivhevsky y Gustavo Rowek. Aunque sin nuevo material a la vista (tal vez porque Mario Ian está decididamente involucrado con su proyecto solista), Alakrán sigue desplegando su derrotero del regreso iniciado el año pasado, mientras que Nepal vive tiempos de tributo a cargo de Larry Zavala, su vocalista histórico. Pero si vueltas se tratan, ninguna como la que está gestándose (discretamente y a fuego lento) a la espera de confirmaciones y anuncios.