Jue 21.03.2013
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Natural y popular

› Por Facundo Gari

El nutricionista Daniel De Girolami, que se desempeña en el servicio de nutrición del Hospital Tornú, aporta una anécdota que sintetiza el espíritu de una alimentación saludable. Cuenta que su abuelo era albañil y se mantenía delgado y en buen estado. Cuando alguien le preguntaba cómo, le sumaba a la actividad física obligada por el oficio el tradicional axioma: “Como de todo, pero moderado”. Más allá, aconseja recurrir a un especialista: cada persona tiene necesidades orgánicas distintivas. Y aunque la lógica en el supermercado a veces juega en contra (el médico ejemplifica que la leche descremada no es necesariamente mejor que la entera, como muchos creen), en otras es prácticamente inobjetable.

Si bien la mayoría de los alimentos dietéticos cuesta más que los corrientes (lo cual refleja un déficit en políticas gubernamentales al respecto), por lo que cuesta una prepizza napolitana congelada ($34,89) podés comprar harina ($7,45) y usar la diferencia en los ingredientes nutritivos que te gusten, evitando conservantes. Ese esfuerzo cotidiano al cocinar será mucho más redituable que el de recorrer veinte cuadras en busca de la remera perfecta: cuando el cuerpo se agujerea, no tiene cambio.

Suplantá hamburguesas de primera marca de 500 gramos ($32,99) por el doble de carne picada ($33,70); una bolsa de 720 gramos de papas congeladas ($15,65) por un kilo de papa negra ($6) y aceite (desde $5). Las ensaladas son clave: con $40 obtenés variedad para dos personas durante una semana. En lugar de picar 255 gramos de papas fritas gourmet ($27,99), cortá un queso gouda ($20,45 el de la marca líder), que tiene proteínas y calcio. Con $10 de frutas frescas de estación armás una ensalada de postre para dos en reemplazo del tándem de flanes ($10,15). O hacé un corajudo flan casero: es una pavada mezclar azúcar, leche y huevos ($4,60, $7,10 y $6,89, respectivamente).

Hasta con la bebida podés cuidarte más: aflojale a esa gaseosa ($10) que derrite dientes en YouTube y entrale a un agua de dos litros ($4). Y así se podría seguir al infinito. No hace falta ser un Lelé para comer mejor; alcanza con no ser un lelo.

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