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Milton Martínez representa el arquetipo del sueño del pibe: tiene 23 años y las marcas le pagan para patear y saltar. Y, encima, viaja por el mundo. Siempre. Todo el año. “Anduve toda mi vida en skate”, dice este joven marplatense que desde los 16 años es skater profesional. Así, sin solución de continuidad, pasa tres semanas en Portland, Estados Unidos; tres en Roma, Italia. “Me pasa que de repente tengo un campeonato en China, de repente en Panamá”, expresa sin mosquear. Arrancó de pibe mirando cómo su papá la rompía arriba de la tabla: Pablo Martínez, uno de los patinadores legendarios de los ‘80. “Nunca hice otra cosa: en mi casa era skate, skate, skate, sostiene desde Barcelona, adonde viajó para filmar unos videos para el site de Red Bull Skateboarding, uno de sus principales auspiciantes.

“Hacer material, de eso se trata esto”, agrega. Esto: patear, saltar, viajar. “Es lo que más me gusta hacer. Me doblé el pie en un tour. Veo andar a los pibes y me vuelvo loco. Es un sentimiento inexplicable, es la razón por la que lo hago. Nunca me imaginé que mi vida iba a ser así. Por suerte es increíble”, señala sin dejar de sorprenderse por el designio que le tocó. Pero no todo es alegría en esta vida de ruedas que ruedan: anda esguinzado. ¿La lesión más fuerte que tuvo? Se rompió un pequeño hueso del empeine en la inauguración de un skatepark en Córdoba. Eso le causó un profundo dolor que lo mantuvo parado un tiempo. Una verdad: no hay nada peor para un patinador que estar parado. También, en algún momento, se rompió las dos muñecas. Ni hablar de moretones y voladuras de dientes. “Ahora filmé unas cosas para Trasher Magazine, la Biblia del skate, y van a ver unas cuantas pruebas y palos que me di en las calles del País Vasco.”

Milton será uno de los créditos locales del Xtreme Life Fest. “En Buenos Aires no hay tantas cosas. Es jodido que haya un evento grosso. Lo de Tony Hawk es una cosa diferente. Está buenísimo porque a los pibes los va a motivar. Ver en vivo al tipo que estás mirando en el jueguito todos los días está genial. Ojalá que motive a los pibes a andar en skate. Y que la gente vea que el skate es lo más y que eso atraiga a un montón de chicos nuevos”, comenta esta joya del skate nac & pop cuya prueba favorita es el frontside nosegrind.

A la sazón, Milton Martínez forma parte de la Generación Tony Hawk: jóvenes nacidos en el cambio de los ‘80 a los ‘90 que vieron el ruido que puede generar un icono pop como mascarón de proa de un deporte. Sobre eso reflexiona: “En Estados Unidos se trata mucho del marketing. Tony es un empresario. Su fama va más allá del skate. Lo del videojuego es una locura. Los famosos que se crean allá son así: explotan. Tony explota y eso suma al skate. Está bien: es empresario pero sigue andando, recorriendo el mundo, y ahí te das cuenta de que también ama el deporte. Es como una estrella del pop jodida. Lo vi un par de veces pero nunca tuve una conversación directa”. ¿Su referente anda por ahí? “No, mi referente es mi viejo”, declara dejando entrever que, pese al ruido, conserva espíritu familiero.